Imagen en blanco y negro de una hucha rota que pierde el dinero

OPINIÓN

ChiringoLand

La red de chiringuitos y demás entes subvencionados sirve para apuntalar el preciosismo victimista de la política catalana

Cataluña se ha convertido en una sociedad de catequistas. Aquí siempre hay alguien dispuesto a darte la brasa con algún tema social. La combinación de medios de comunicación subvencionados y chiringuitos es fatal; redunda en este preciosismo victimista que de un tiempo a esta parte caracteriza a la política catalana.

La red de chiringuitos es a la vez la causa y el refuerzo de este panorama. Es el tema del materialismo: que las ideas son resultado de unas condiciones materiales; el ejemplo famoso es que el cristianismo se extendió no por la gracia de Dios, sino por la gracia de las calzadas romanas. Yo no sé si el materialismo es cierto, pero es muy explicativo.

Pues total, este catecismo constante y de baja intensidad tiene mucho que ver con la industrialización de las buenas causas. El procedimiento es claro: de cualquier tema se procura ser modélico para, así, apuntalar aún más el victimismo. Por lo demás, la red de chiringuitos tiene la clara función de replicar y legitimar la propia estructura. Esto es elemental.

Microapocalipsis

Una de las características básicas de la red de chiringuitos es que tienden a ser completamente autorreferenciales. La consejera de Exteriores hace referencia al Instituto de No Sé Qué de la Paz; la consejera de Igualdad y Feminismos hace referencia al Observatorio x de Violencias Racistas; TV3 llama al director del Consejo de Medios Audiovisuales y así sucesivamente. Es una red destinada a replicarse a sí misma que desempeña evidentes  funciones de lubricación de los poderes establecidos. En el caso de Cataluña es, efectivamente, un poder monísimo.

Otra de las características capitales de los chiringuitos y de su exoesqueleto ideológico es que sus negociados (racismo, ecologismo, pacifismo, derechos humanos, etc) casi siempre están en retroceso. Nuevamente, el procedimiento nos parece claro y consiste en una ampliación de las causas a través de dos formas: lo micro y lo macro. Es que ya se utiliza hasta la palabra: microrracismos, micromachismos. Lo macro, por el contrario, es “abstracción + estar en la higuera”. La paz, por ejemplo, no es ausencia de conflictos armados, sino que es la ausencia de conflictos armados + bla bla bla. La "paz positiva", que se llama.

En resumen, que hay que recordar las palabras de nuestro maestro Michel Houellebecq en su novela Plataforma: “Cuando alguien me habla de los derechos humanos siempre creo que lo dicen con segundas”. 

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