Calma tensa
Más de uno ha vaticinado en las últimas décadas que la tercera guerra mundial vendría de la mano de los países islámicos
El mundo vive en una calma tensa desde este sábado. Desde el momento en que la teocracia de Irán decidió atacar indiscriminadamente a Israel. Lanzando cientos de drones y misiles que, con destino a Tel Aviv, atravesaron diversos países del Oriente Medio.
Los mismos en los que servidor durmió hace diez días durante una visita a la zona de un Pedro Sánchez que, al igual que el Gobierno de Pere Aragonès, evitó condenar inicialmente el ataque utilizando el eufemismo incidente. ¿Qué le deben nuestros gobiernos al mundo islámico?
A nadie con un poco de conocimiento de la geopolítica internacional se le escapa que el ataque de Irán a Israel, enemigos públicos desde hace décadas, amenaza con ser el preludio de una tercera guerra mundial.
Más de uno ha vaticinado en las últimas décadas, como el vidente que predijo la muerte de la reina Isabel II en su tiempo, Craig Hamilton-Parker, considerado el ‘nuevo Nostradamus’, que la tercera guerra mundial vendría de la mano de los países islámicos. De aquellos que quieren extender su pensamiento único por todo el planeta. A los que Cataluña y España les ponen la alfombra roja para todo y sin límites.
Ojalá esta tercera guerra mundial no llegue. Ni ahora ni nunca. Los conflictos bélicos nunca son la solución de nada. Y prácticamente siempre los ganan los más fuertes.
Los que los inician para hacer más grande sus fronteras y así imponer sus tradiciones, ideas y costumbres. Sin importarles si a los invadidos les gusta o lo aceptan. Sin ningún tipo de miramiento ni piedad por los miles de niños y adultos que pierden la vida de la forma más cruel posible.
Y de sus familias que se ven obligadas a llorarlos en brazos y que ni siquiera pueden despedirlos. Malditas guerras que tanto mal han hecho al mundo.
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