Bukele y los medios de comunicación
Desde los medios de comunicación de todo el mundo se intenta crear un relato fantástico para tirar por tierra los logros de Bukele, pero los datos hablan por sí solos
Bukele ha vuelto a ser elegido presidente de El Salvador con un apoyo histórico, más del 80% de los salvadoreños le dieron su respaldo. Los partidos que dominaron durante décadas la escena política, Arena y FMLN, se han convertido en pequeñas fuerzas residuales. La izquierda y la derecha no pusieron solución a los graves problemas del país, Bukele sí.
Los jefes del FMLN no se imaginaron nunca cuando promovieron la salida de Bukele de la formación política de izquierdas que acabaría por desplazarlos, condenarles al ostracismo y solucionar los grandes problemas del país.
Desde los medios de comunicación de todo el mundo se intenta crear un relato fantástico para tirar por tierra los logros de Bukele, pero los datos hablan por sí solos, refutando cada una de las acusaciones. Los homicidios han pasado de 6656 en 2015 a 154 en 2023; la tasa de preocupación de los salvadoreños por la delincuencia ha bajado del 70,4% en 2015 al 4,3% en 2023 y los feminicidios han pasado de 575 en 2015 a 68 en 2023.
El problema de la inseguridad y la delincuencia de las pandillas ha desaparecido, los salvadoreños ganaron una guerra sobre la que los amantes de los derechos humanos de solo los delincuentes afirmaron que era imposible de solucionar. Bukele ha demostrado que cuando hay una firme voluntad de solucionar los problemas se pueden solventar, aunque sea a un gran coste.
En el contexto de la gran victoria de Bukele uno de estos medios al servicio de las grandes empresas y del globalismo, El País, a través del periodista Juan Diego Quesada, intentó afear la situación de El Salvador y de la democracia del país al propio Bukele. Este, lejos de amilanarse, contestó con claridad sobre el carácter real de la democracia y el papel de medios como el del periodista español. Además, tuvo la ocurrencia de llamar al periódico “Lo País”, como es denominado por gran parte de la derecha española a modo de burla.
Después de la humillación del periodista, este, junto con otros periodistas de El País, se han dedicado a hacer artículos y vídeos con relatos falsos sobre Bukele y la situación de El Salvador. Solo han conseguido retratarse aún más como serviles a los grandes poderes, tal y como los retrató, en varias ocasiones, el presidente salvadoreño.
¿Qué es lo que le molesta a El País? ¿Quizá que El Salvador haya recuperado su soberanía y tome sus propias decisiones? ¿Puede que estén molestos porque los salvadoreños han solucionado un problema grave con medidas opuestas a las que ellos defienden y que se han demostrado ineficaces? ¿Les incomoda que Bukele sea capaz de solucionar problemas y Pedro Sánchez no sea capaz de solventar ninguno de los grandes retos a los que se enfrenta España?
Contestando a un periodista de Univisión, Bukele dejó muy claro la naturaleza de ciertos medios, desde mi punto de vista de forma acertada. Cada vez tienen menos audiencia, sin embargo, siguen defendiendo posiciones que son contrarias incluso a la gente que les sigue. ¿Cómo puede ser posible esto? Bukele señaló que defienden los intereses de quienes les financia, de la mano que les da de comer.
Está más que claro que no es su audiencia, sino grupos empresariales interesados en que el relato se mantenga. Es necesario apoyar y apostar por medios de comunicación alternativos, cuya función principal sea informar, crear conciencia y no difamar, crear relatos y engañar a la gente.
Bukele es un faro de esperanza, un personaje histórico de altura, que ha demostrado que problemas graves, análogos a algunos que vamos a tener en España, y que ya se tienen en Europa, pueden resolverse. Que eso de que es imposible y es mejor adaptarse solo es un cuento chino para tener a la gente maniatada, aislada y controlada.
Se avecinan tiempos duros, y en Europa estamos en la encrucijada de actuar o dejar pasar el tiempo de forma estéril, en contra de nuestros propios intereses. España debe recuperar su soberanía y confrontar con el globalismo, las ONG y los defensores de los “derechos humanos”, que no son otra cosa que serviles al poder, que solo les interesan los derechos humanos cuando conviene a sus carteras.
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