Barcelona vs. Nueva York
¿Hay que esperar que Barcelona sea una ciudad en guerra, como la Nueva York de los 80, para que el Sr. Consejero admita que sus estrategias no están a la altura?
Me pasan un corte de vídeo donde se ve al consejero de interior de Cataluña, el Sr. Ignasi Elena, contestando de manera irónica (o eso intenta), al diputado autonómico Sergio Macián, después de que este le afeara el aumento exponencial de la criminalidad violenta, y en concreto de los homicidios.
El consejero, con un discurso infantil y previsible, tira de mantras y echa en cara al diputado Macián el hecho de que su partido (Vox), esté aliniado con las políticas de Trump, ya que en Estados Unidos hay muchos más homicidios que en España.
La respuesta, para cualquier estudioso de la criminología moderna con un poco de experiencia operativa, es la propia de un indocumentado en la materia, o de alguien mal asesorado por burócratas de oficina y académicos con teorías de desviación social no demostrables sobre el terreno en ninguna parte del mundo.
La política de Tolerancia Cero llevada a cabo por la administración Giuliani en 1994 en Nueva York, poniendo al frente del departamento de Policía al comisario William Bratton, es probablemente la reversión de modelo policial y política criminal más exitosa de los últimos años hasta la llegada de Bukele. Nueva York pasa a ser en menos de una década la ciudad grande más segura de América, después de llegar a ser casi una zona de guerra en los 80. Los homicidios y las violaciones se reducen en un 80% y sí, aun así, siguen estando por encima de las ratios de Barcelona, como dice el Sr. Elena, pero es evidente que mientras allí el crimen decrecía de manera exponencial, en la Barcelona del señor consejero crece de manera exponencial, luego poco sentido tiene reírse de aquel modelo.
Todavía no estamos en las mismas cifras porque no partimos del mismo escenario, pero está claro que hay ciudades en Europa, como París o Barcelona, que cada vez se parecen más a las grandes ciudades americanas de los 80, y a algunas sudamericanas de hoy en día.
Si tú tienes una ciudad (A) donde hay 1000 homicidios, y logras en menos de una década que haya 500; mientras tienes otra ciudad (B) donde hay 100 homicidios, y en menos de una década comienza a haber 300; es evidente que el plan de la ciudad A es mejor que el de la B, aunque 500 sea más que 300.
Tranquilo, estimado lector; no me expreso como si estuviéramos en Barrio Sésamo por usted, sino por si lo lee el Sr. Elena. Lo explico, hasta para que incluso él pueda entenderlo.
¿Hay que esperar que Barcelona sea una ciudad en guerra, como la Nueva York de los 80, para que el Sr. Consejero admita que sus estrategias no están a la altura? ¿Cuántos chavales habrán sido asesinados y cuantas mujeres violadas para entonces?
La apelación a Trump también tiene su aquel —aunque el Consejero no se entere de por dónde le da el aire—. Trump va a ganar de nuevo las elecciones precisamente por el hartazgo de la gente ante el crecimiento de la delincuencia desde la llegada del gobierno, que ha dejado la seguridad en manos de tipos como Ignasi Elena.
En resumen, que el Sr. Consejero, queriendo ser sarcástico, no consiguió ni siquiera ser irónico, solo dejo palmaria evidencia de su desnorte en la materia.
Los sesudos asesores del Sr. Consejero le dirán que el plan desplegado en Nueva York era malo porque crecieron las denuncias por torturas y tratos degradantes, pero es que las denuncias por torturas las firman los detenidos, por ser una modalidad delictiva que tiene como autor al funcionario público encargado de su custodia. Cuantos más detenidos, más denuncias. Esto es como si en el País Vasco de los 80, con decenas de asesinados todos los años por el terrorismo, incluidos niños que jugaban en patios de cuarteles, la Policía establece un plan operativo que hace crecer las detenciones anuales de terroristas de 100 a 500.
Obviamente, sabiendo como sabemos por los manuales incautados a ETA que los detenidos, todos, estaban obligados a denunciar torturas, pues ese año las denuncias por torturas se multiplicarán por cuatro, lo que desde luego no quiere decir para nada que el plan que ha llevado a multiplicar por cuatro las detenciones de asesinos, sea malo. Al revés.
No tenemos políticos que estén a la altura en un momento clave para nuestro país, donde una nueva realidad criminal se está imponiendo y nos está aplastando. No saldremos de esta con tipos como el Sr. Ignasi Elena al frente de los departamentos de Policía. Lo siento, ya pueden ustedes ir reclamando guerreros si no quieren que su barrio deje de ser esa zona de confort, y pase a ser un infierno.
Más noticias: