Hombre con barba y traje azul sobre un fondo rosa con líneas negras.
OPINIÓN

Balada triste de Toni Comín

Muchos personajes pintorescos ha dado el Procés, muchos y muy variados, pero ninguno tan cómico como Toni Comín

Imagen del Blog de Octavio Cortés

Muchos personajes pintorescos ha dado el Procés, muchos y muy variados, pero ninguno tan cómico como Toni Comín (con el permiso del dúo Rull & Turull, especialistas en animación infantil).

De Comín sabemos muchas cosas y ninguna tiene sentido. Conocemos su deslizante vida política, que ha consistido en atravesar, como una suave brisa de verano entre la arboleda, cuantas formaciones políticas ha podido encontrar a su paso.

Socialista, republicano, juntaire, puigdemontista terminal: con su elegancia sonriente de gauche divine y su apocalíptica incompetencia, se las ha arreglado para ir saltando de barco en barco mientras sonaban cañonazos en todas direcciones. Profesor de la ESADE, licenciado en filosofía (rama macarrones con tomate), pianista sobre el tejado, fugitivo de guante blanco, coleguita de Bernat Dedeu: la fuga de Toni Comín después del referéndum fue como la huida de un circo ambulante, con todos sus farolillos y cascabeles.

El vicepresidente del Consell per la República (CxRep), Toni Comín, durante el Congreso de su partido, en el Espace Jean Carrere, a 4 de junio de 2022, en Argelès-sur-Mer, Pirineos orientales, Occitania, (Francia)

En las diferentes campañas electorales (siempre defendiendo cosas diferentes) se ha caracterizado por gritar como un auténtico energúmeno ante el micrófono de manera absolutamente innecesaria. Asentado en Waterloo, se le encomendó la gestión del Chiringuito Supremo, el Consell per la República, que ha conseguido reducir a cenizas a una velocidad récord.

Primero disolvió la Assamblea de Representants con razonamientos que hubieran hecho sonrojar a Calígula, luego hizo dimitir al gerente, luego se embarcó en gastos dudosos que levantaron todas las alarmas. Ahora mismo se encuentra en un limbo legal en lo relativo a la toma de posesión de su escaño en el Parlamento Europeo y vive en un perfecto estado de flotación levitatoria, a solas consigo mismo mientras los demás se devoran entre ellos en el mundo real.

Primer plano del político catalán Toni Comín

No se entiende, a día de hoy, qué legitimidad puede tener Toni Comín para cualquier cosa que no sea esconderse en una cueva lo que le queda de vida, pero como que la criatura no ha destacado jamás por su pudor intelectual, no será raro que en los próximos años aparezca en las listas electorales de los liberales, los verdes, los marrones o los de traje de faralaes. Mientras haya un sueldo de seis cifras y una tarjeta para gastos de representación, Comín gritará las consignas que hagan falta, malversará lo que haga falta, huirá a donde sea.

En un reciente artículo en Vilaserp, la insigne Clara Ponsatí denunció el fraude radical del puigdemontismo: lo más gracioso es que ni siquiera necesitó mencionar a Toni Comín, porque lo suyo no es política ni activismo, sino simple funambulismo. Muchos se preguntan si Comín será amnistiado, pero lo más seguro es que él mismo no lo desee. Al fin y al cabo, si vuelve, tendría que ponerse a trabajar.

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