Silueta de un niño leyendo frente a una pizarra que dice "Let's learn English" sobre un fondo rosa con tizas de colores.
OPINIÓN

Aprender inglés y la evaluación de los alumnos

En Estonia y Finlandia los docentes de primaria son auténticos expertos en potenciar la comprensión lectora

En Estonia y Finlandia los docentes de primaria son auténticos expertos en potenciar la comprensión lectora. Pero no solo de eso se nutren estos sistemas educativos, también las películas y los dibujos animados que se emiten por televisión obligan a los chavales a leer.

Las versiones originales subtituladas obligan al deseo de comprender con prontitud el idioma escrito local y hasta el extranjero, sobre todo el inglés. En conjunto, se mejora la capacidad y rapidez en comprensión lectora para aprender los idiomas oficiales y las lenguas extranjeras.

Imagen de unos alumnos en clase

En España ocurre todo lo contrario. Aquí se prefieren las tres o cuatro horas semanales de anglosajón sin una inmersión completa en el idioma. Ello no mejora en nada nuestro nivel de inglés entre los ibéricos. Y esto no es culpa, como muchos expertos acusan, de nuestros docentes en inglés. Muchos estudios en neurociencia así lo demuestran.

Lean sino las investigaciones de mi amigo y difunto Albert Costa y su equipo del Speech Production and Bilingualism Group in the Center for Brain and Cognition (Universidad Pompeu Fabra, Barcelona). Él mismo, y siendo vecinos por el barrio, me detalló todo lo anterior ante nuestros cafés matutinos.

Pero no solo de ejercicios, exámenes y capacidades de redacción se demuestran los conocimientos aprendidos, luego existen reuniones trimestrales durante las cuales los profesores analizan uno a uno todos sus alumnos para matizar sus resultados, incluido su nivel de inglés. Con ello se conocen mejor sus necesidades, se mejoran sus evaluaciones y se informa a los padres.

El problema es que la política educativa ha incrementado en demasía la burocracia de los docentes hacia los padres. Ahora los informes casi ni yo los entiendo, por lo que menos lo harán los padres. Para mejorar el sistema educativo se debería optar por unos comunicados claros, breves y sin eufemismos.

Un estudiante durante un examen de la convocatoria extraordinaria de la Evaluación para el Acceso a la Universidad (EvAU), en la Facultad de Farmacia de la UCM

Cuando una observación de su hijo empieza por posiblemente su hijo tenga algunas dificultades, mal se informa, cuando las notas son frases sin números, peor todavía. Al hablar de los alumnos es necesaria la máxima diligencia y no una evaluación ametrallada por frases e indicaciones ambiguas.

Ante ello debe quedar clara la deficiencia del estudiante y las pautas de intervención que se aconsejan para mejorar su situación. Ser más constante, ampliar las horas de estudio bajo el silencio y la concentración, o simplemente recibir un refuerzo externo, suelen ser consejos frecuentes, claros y sinceros. En el tema del inglés, la inmersión es la solución.

Independientemente del boletín por competencias con mil frases, hay que asegurar el tiro. A menudo muchos padres no comprenden tantos tecnicismos ideados por los expertos. Para ello se puede informar a los padres de una manera poco ortodoxa, a través de sus hijos.

Primero se le comenta al alumno lo acontecido sobre él durante la reunión de evaluación, algo que implica tratarlo como le gusta, como adulto. Al mismo tiempo se le hace apuntar tal apreciación en su agenda bajo el pacto que esa misma noche explicará y mostrará el mensaje a sus mentores.

Una alumna atiende durante una clase semipresencial de Matemáticas impartida por la jefa de Estudios, Celeste Molinero a alumnos de 4º de la ESO en el Colegio Ábaco, en Madrid (España)

Una semana más tarde se manda un mail a los padres indicándoles que su hijo ha sido informado con detalle de su rendimiento y comportamiento, que deberían hallar tal comunicado anotado en la agenda y que si lo desean pueden acordar entrevista.

Con la anterior carta se logran varios objetivos. El primero informar a los padres que tienen un mensaje sobre el estado estudiantil del mancebo. En segundo aparecen los escolares que esconden tal información al no ser sinceros con sus padres, o que han falsificado la firma de sus progenitores.

De hecho, y en breve, los padres que no hallan tales datos en la agenda llaman y menudo estrés ese día. En tercer lugar, se filtran muchas entrevistas innecesarias de padres ya bien informados o de otros cuyos hijos van a buen ritmo sin la necesidad de una entrevista terapéutica urgente.

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