Imagen con los candidatos de las principales formaciones que se presentan a las elecciones del 12 de Mayo en Cataluña
OPINIÓN

Análisis de las elecciones catalanas: el antes y el después

Hoy ya no se trata de competir para ver quién declara la independencia antes o quién desobedece más al estado

El próximo domingo 12 de mayo, los catalanes estamos llamados nuevamente a las urnas para elegir a los grupos políticos que conformarán el Parlament de Catalunya en su XIV legislatura. A partir del resultado del próximo domingo, podremos comenzar a elucubrar, ya con algún dato más, quién será el próximo President de la Generalitat de Catalunya. 

En lo que respecta a este artículo, trataré de arrojar algo de luz acerca de cómo llegan las distintas formaciones políticas a los comicios y cuáles son los escenarios más factibles, que no deseables, tras la votación que tendrá lugar el domingo.

A raíz de la campaña que acabamos de superar, podemos determinar que nos hallamos ante una encrucijada distinta de las que venimos enfrentando en los últimos años. Hoy ya no se trata de competir para ver quién declara la independencia antes o quién desobedece más al estado, sino de pugnar por ver quién saca más ventaja de las concesiones que Pedro Sánchez lleva haciendo al nacionalismo desde hace algún tiempo. Esto puede resultar una buena o una mala noticia, en función de la óptica desde la que se mire.

Según el último CEO, el cambio climático y la situación de sequía se han convertido en la principal preocupación para los catalanes. Un 15% de los encuestados coinciden en mencionar la cuestión en primer lugar, por delante de la insatisfacción con la política (11%), las relaciones Cataluña-España (9%), o el paro y la precariedad laboral (8%). Estos datos no son baladís, dado que la mayoría de los partidos han actuado en consecuencia, basando sus campañas en tratar estos asuntos.

Slvador Illa en el acto de inicio de campaña

A este respecto, se puede afirmar que las elecciones catalanas han dejado de representar el plebiscito sobre la independencia al que nos tenían acostumbrados para, en su lugar, volver al terreno del que, a mi juicio, nunca se debería haber salido. Hoy ya se habla de los temas que realmente afectan a los ciudadanos, como lo son la sequía, la vivienda, la seguridad o la financiación, siempre, o casi siempre, dentro del marco autonómico español. 

En estos momentos, el principal favorito según todas las encuestas es el socialista Salvador Illa, quien a pesar de estar inmerso en sendas investigaciones sobre la compra de mascarillas durante su etapa como Ministro de Sanidad, ha sabido aglutinar el voto de todos aquellos que buscan dejar atrás la etapa del “procés”. Al parecer, las concesiones del Gobierno al sector independentista y el ademán de Sánchez de dimitir no han hecho, sino, mejorar las perspectivas electorales del PSC en Cataluña. Es indudable que Illa, como Sánchez, ha hecho de la necesidad virtud y se ha dedicado a vender, con aparente éxito, que los indultos y la amnistía son condición necesaria para pasar página de todo lo vivido en Cataluña.

Por otro lado, es Junts quien lidera el bloque soberanista. El partido de Puigdemont se sitúa únicamente por detrás del PSC en el global, según todas las encuestas. Es patente que los herederos de convergencia han logrado aglutinar el voto que, aun a día de hoy, prioriza la independencia, aunque en términos generales, su discurso en campaña se ha asemejado al que en su día realizaba Convergència i Unió.

Plano corto de Carles Puigdemont hablando en un mitin electoral con una lona detrás de color azul oscuro

En cuanto a ERC, solamente cabe esperar a ver en qué porcentaje de votos se queda, tras pronosticar todas las encuestas, una fuerte bajada con respecto a su anterior resultado. Lo mismo le ocurre a los cupaires, que en los últimos días parecen haberse recuperado algo en los sondeos, rondando los 7 escaños.

En cuanto al bloque netamente constitucionalista, integrado PP y Vox, —dado que casi con toda seguridad Ciudadanos desaparecerá del hemiciclo— todo hace indicar que se va a quedar en torno a los 20 escaños, lo que supone alrededor de un 15% de los asientos del Parlament. Lo cierto es que, en los últimos días, hemos sido testigos del recrudecimiento de la lucha entre ambos partidos por aglutinar a esa parte del electorado más preocupado por la seguridad. Frente al discurso agresivo y constante de Vox contra la inmigración, el Partido Popular ha tenido que responder abordando el asunto de forma más dura, dado que en los últimos días se ha visto un cambio en la tendencia de voto a favor del partido de Abascal.

Dicho lo cual, solo queda mencionar al partido que, según todos los pronósticos, va a dar la campanada en estas elecciones. Efectivamente, me refiero a la formación abiertamente xenófoba Aliança Catalana, la cual ha conseguido situarse en el centro del debate público sin tener prácticamente ninguna cobertura mediática. Lo cierto, es que su fijación con la inmigración y la preservación de la identidad catalana ha logrado movilizar a un porcentaje considerable de la población.

Montaje de Alejandro Fernandez y Ignacio Garriga con el Parlament de fondo

A día de hoy, su discurso respecto a la inmigración se podría describir como el de Vox a la catalana, llegando a sobrepasar a Junts en la defensa de la independencia de Cataluña, con lo que eso significa. Se prevé que Orriols se sitúe en torno a los 3 escaños, aunque vayan a servir de bien poco tras el pacto alcanzado por PSC, Junts, ERC y la Cup para aislarlos.

Llegados a este punto, me dispongo a analizar los eventuales pactos postelectorales. En este ámbito solamente cabe esperar a ver hasta qué punto está dispuesto a ceder el PSC. No olvidemos que, de no ser investido Presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, lo más probable es que su partido le retire su apoyo en Madrid a los socialistas.

En este sentido, y a la vista de todos los sondeos, nos encontramos frente a cuatro posibles escenarios: un tripartito de izquierdas —PSC, ERC y Comunes—, como los que ya hubo en 2003 y 2006; un gobierno independentista con Puigdemont como Presidente, apoyado por ERC y la CUP; un gobierno de Junts, facilitado por ERC y el PSC; y la repetición electoral, a mi juicio la opción más deseable viendo el resto de posibilidades.

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