Primer plano de Gabriel Rufián con cara de enfadado
OPINIÓN

La amenaza de Gabriel Rufián que se le puede girar en contra

ERC no lo tiene tan fácil para romper con Pedro Sánchez


En la sesión de investidura, Gabriel Rufián no dudó en amenazar a Pedro Sánchez aprovechándose de la frágil mayoría de la que gozará el ya presidente del Gobierno en esta legislatura. “Nosotros, hoy, aquí, tenemos la capacidad de obligarle a avanzar”, advertía el diputado de ERC en referencia a la amnistía, al posible referéndum y a varias medidas sociales. “¿Ve alguna alternativa aquí a nosotros? No se la juegue, créame, no se la juegue”, dijo en tono desafiante y lleno de chulería marca de la casa.

Ciertamente, Pedro Sánchez deberá batallar a lo largo de toda la legislatura para hacer valer esa escasa mayoría que tiene Frankenstein 2.0 en el Congreso. Y ahí sí que necesitará el apoyo de los republicanos. Pero la política va más allá del Congreso y la amenaza que Gabriel Rufián lanzó al líder socialista se le puede girar en contra fácilmente en un futuro no tan lejano.

La fuerza que ERC pueda tener en el Congreso no se traslada a Cataluña, donde la principal fuerza política es precisamente el PSC. Los socialistas han ganado las últimas tres veces que los catalanes han acudido a las urnas y, a la espera de conocer las consecuencias que pueda tener la concesión de la amnistía, no parece que esto vaya a cambiar próximamente. 

En el nuevo ciclo político iniciado este 2023, el PSC se ha erigido como fuerza central en Cataluña. La política de bloques que ha marcado el día a día de la política catalana en los últimos años se ha roto. Y ERC y Junts están más enfrentados que nunca (y mucho tienen que cambiar las cosas para que puedan revalidar mayorías). 

Imagen de Salvador Illa señalando con el dedo durante un mítin del PSC

Esto permite a los socialistas poder escoger entre quitar el polvo a los tripartitos de izquierdas o apostar por la sociovergencia. Y más ahora, que, para los procesistas, pactar con el PSC ya no solo ha dejado de estar mal visto, sino que -en muchos casos- se ha acabado convirtiendo en una necesidad para mantener cargos.

Ya lo hemos visto tras las municipales del pasado 28 de mayo. La ciudad de Barcelona es un claro ejemplo de ello, con Jaume Collboni pudiendo elegir cuál será su próximo socio de gobierno en la ciudad: Comuns y republicanos por un lado o Xavier Trias por el otro. Una realidad que se ha repetido en las Diputaciones de Barcelona, Tarragona y Lérida y en localidades como Reus, donde Esquerra se ha convertido en el principal socio del PSC. 

La cuestión es que el escenario que se prevé en este nuevo ciclo político es el de una ERC obligada a hacer de muleta de los socialistas si quieren mantener sus cuotas de poder. Así pues, a pesar de tener un peso decisivo en el Congreso, Esquerra no puede permitirse romper con el PSOE tan a la ligera sin que posteriormente haya consecuencias en Cataluña. Es la misma situación en la que se encuentra Junts, con la diferencia que los de Puigdemont sí que ya han perdido casi todas las cuotas de poder que tenían. En el caso de los republicanos, la amenaza constante a Pedro Sánchez se les podría girar en contra en un momento en el que van perdiendo centenares de miles de votos a cada cita electoral. 

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