Marta Riesco explica los efectos secundarios de sus ‘pastillas de la felicidad’

Sin lugar a dudas, para Marta Riescono ha sido una época fácil. En un año, la periodista ha tenido que lidiar con ser despedida de El programa de Ana Rosa, ser vetada de Telecinco y romper con  Antonio David Flores. 

Fue entonces cuando Marta Riesco confesó que había “tocado fondo” y, por esta razón, decidió que su prioridad era cuidar su salud mental. Decidió ponerse en manos de profesionales y seguir un tratamiento, el cual sigue todavía a día de hoy.

Marta Riesco siempre ha sido uno de los personajes públicos en visibilizar ir al psicólogo, un tema que actualmente sigue siendo tabú para algunos. No obstante, Marta Riesco siempre ha demostrado que no tiene que esconderse y no “avergonzarse” de ello, tal y como confesó hace un mes a través de Instagram.

Ahora, Marta Riesco ha vuelto a hablar sobre ello, concretamente, de los efectos secundarios de sus “pastillas de la felicidad”, que así es como llama a sus antidepresivos.

Marta Riesco explica qué es lo que le está sucediendo por tomar sus ‘pastillas de la felicidad’

Marta Riesco, que no tiene secretos con sus fans de Instagram, ha decidido contar con pelos y señales qué es lo que le está ocurriendo desde que toma sus ‘pastillas de la felicidad’.

Y es que, uno de los efectos secundarios de los antidepresivos es que le producen manchas en la piel porque tiene mayor fotosensibilidad.

“Como sabéis, las ‘pastillas de la felicidad’ me provocan manchitas en la piel en cuanto me da un poquito el sol porque te vuelves fotosensible. No pasa nada, todo tiene solución e intento llevarlo lo mejor que puedo”, empezaba diciendo.

Marta Riesco ha explicado que estas manchas no se pueden apreciar cuando lleva maquillaje. Momentos después, publicó una foto de ella con la cara lavada para que sus seguidores pudieran apreciar dichas manchas.

“Me salen en la punta de la nariz, en el labio superior y en la frente, que es donde tengo la mancha más grande”, revelaba.  Riesco explicó que evidentemente no se avergonzaba de ello y que esa también era una realidad de tomar antidepresivos. 

Eso sí, como ella misma agregó instantes después, le planteó a su familia que quería dejarlas porque se “siente preparada”.

“En la próxima consulta con el médico voy a pedir que me vaya bajando la dosis. Después de un año, empiezo a sentir que no las necesito”, expresó.