El gesto de Pablo Urdangarin con Johanna Zott tras su último éxito profesional

Pablo Urdangarin  vuelve a ser noticia porque ha protagonizado nuevamente una escena de lo más romántica junto a su novia actual, Johanna Zott. La pareja, que en los inicios de su relación era muy discreta, poco a poco se va dejando ver más, hasta el punto de que nos regala momentos muy enternecedores.

Y es que, en las últimas semanas, se han visto a los jóvenes más acaramelados de lo habitual, sobre todo en los partidos en los que se disputa Pablo Urdangarin. Allí, una Johanna Zott perdidamente enamorada observa cada uno de los movimientos de su chico y le hace pequeños gestos de amor. 

Él, por su lado, tampoco se queda corto y también, claro está, tiene bonitos actos hacia su novia, como justamente el que ha tenido en su último partido. Y es que fue allí donde los tortolitos, ante las atentas miradas de los presentes, protagonizaron un romántico e inesperado beso.

La escena romántica de Pablo Urdangarin con su pareja durante un partido

El viernes pasado, el BM. Granollers, donde juega Pablo Urdangarin, se disputó un partido frente al Blendio SinFín, en el que salió victorioso el primer equipo. Un triunfo que llenó de alegría al mismísimo joven, quien quiso celebrarlo junto a su chica. 

Y es que el hijo de la infanta Cristina, tras terminar el partido, se acercó hasta las gradas junto a compañeros suyos para saludar a algunos de los presentes. Allí se encontraba la mismísima Johanna, la cual, cuando se encontró cara a cara con Pablo Urdangarin, no pudo evitar abrazarlo con emoción.

La pareja vivió con entusiasmo esta victoria y, tras el abrazo, este sentimiento fue tan grande que ambos no pudieron evitar darse un tímido beso. 

Sin duda, esta escena tan tierna ha sido de lo más comentada estos días por distintos medios de nuestro país. Y aunque no es la primera vez que se los ve tan cariñosos durante un partido de él, lo cierto es que nunca antes se habían dado un beso en público.

Este momento protagonizado por los tortolitos podría tratarse de una señal: de que poco a poco están dejando a un lado ese lado tan discreto que los caracterizaba.