La Seguridad Social confirma un secreto a voces sobre las bajas laborales: nunca
La Seguridad Social se pronuncia sobre estos profesionales que hacen todo lo posible por evitar las bajas laborales
Los autónomos en España se enfrentan a situaciones difíciles cuando enferman. A diferencia de los empleados por cuenta ajena, los profesionales por cuenta propia evitan en la medida de lo posible coger una baja laboral.
Hay varios motivos que explican este comportamiento. Primero, la ayuda económica que reciben durante la incapacidad temporal es significativamente menor a sus ingresos habituales. Además, deben seguir pagando las cuotas de la Seguridad Social durante los dos primeros meses de su baja, lo que reduce su capacidad financiera.
Para muchos autónomos, estar enfermo puede significar un caos en su actividad profesional. A menudo se ven obligados a cerrar temporalmente su negocio, lo que les hace perder clientes o contratos importantes. Este impacto económico, sumado a la baja cuantía de la ayuda por incapacidad, lleva a muchos a seguir trabajando incluso cuando no deberían.
La inseguridad laboral y la falta de respaldo financiero hacen que evitar la baja médica sea una estrategia de supervivencia para muchos.
La Seguridad Social aclara cuánto se cobra de baja
La prestación que un autónomo recibe por incapacidad depende de la causa que la provoca. Si hablamos de una enfermedad común o un accidente no laboral, las primeras semanas son las más complicadas. Los primeros tres días de baja no se cobra absolutamente nada.
A partir del cuarto día y hasta el vigésimo, el autónomo recibe solo el 60% de su base reguladora. En el caso de un autónomo con una base de cotización de 1.000 euros, esto significa 600 euros mensuales. A partir del día 21 de baja, la prestación sube al 75%, lo que equivaldría a 750 euros al mes.
Sin embargo, durante los dos primeros meses de baja, el autónomo debe seguir pagando su cuota de la Seguridad Social. Por lo general ronda los 300 euros. Es decir, en la práctica, esos 750 euros se reducen a 450 euros netos, una cifra que a menudo es insuficiente.
Por otro lado, si la baja se debe a un accidente de trabajo o una enfermedad profesional, la prestación es algo más favorable. Desde el día siguiente a la baja, el autónomo recibe el 75% de su base reguladora.
Siguiendo el mismo ejemplo, un autónomo con una base de 1.000 euros recibiría 750 euros mensuales. No obstante, durante los dos primeros meses, también deberá restar los 300 euros de su cuota, quedándose con 450 euros netos al mes.
Un problema que no solo afecta a la salud
Para los autónomos, estar enfermo representa no solo un riesgo para su salud, sino también para la estabilidad de su negocio y su economía personal. Con ingresos reducidos y la obligación de seguir pagando sus cuotas, muchos prefieren evitar la baja médica a toda costa. La falta de apoyo económico adecuado durante la incapacidad temporal sigue siendo una de las mayores preocupaciones para este colectivo.
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