Montaje de comedor del restaurante la Mola cerrado con candado y círculo con protesta de excursionistas por el cierre del restaurante
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Cierra el famoso restaurante de la Mola: casi 60 años de historia y un triste final

La familia propietaria denuncia una falta de empatía por parte de las administraciones, mientras que estas justifican la medida

Cierre definitivo del restaurante en la cima de la Mola tras casi 60 años en activo. Este histórico negocio situado en el Parque Natural de Sant Llorenç del Munt i l’Obac, cierra a causa de que la administración han decidido no renovar la concesión. Una decisión tomada por parte de la Diputación de Barcelona y el Ayuntamiento de Matadepera.

Según explica la Diputación, los motivos del cierre están justificados porque unos estudios confirman que la zona se masifica y degrada por culpa del negocio. Además, también argumentan que el transporte de alimentos, agua y residuos se hace con animales de carga, que incrementan la erosión del camino.

Por lo tanto, en su lugar se abrirá un espacio de educación ambiental y cultural para informar y sensibilizar a los excursionistas. No obstante, no se descarta que en un futuro el restaurante pueda volver a abrir.

Los propietarios denuncian una falta de empatía por parte de las administraciones

Sin embargo, esas explicaciones no han contentado ni a los hasta ahora propietarios ni a muchos de los visitantes usuales. Este sábado una cincuentena de personas se reunieron en la cima de la Mola para protestar por el cierre y denunciar una falta de empatía por parte de las administraciones. Además, habían conseguido reunir un total de 14.000 firmas para pedir que no se cierre el lugar.

Con lemas como “Queremos desayunar” o “La Mola es de todos”, los concentrados, junto a los propietarios, han denunciado una medida que consideran que es “injusta” y “desproporcionada”. Además, defienden que el restaurante no es el culpable de la masificación o la degradación del espacio.

La gerente del negocio, Gemma Gimferrer, asegura que no les dijeron nada. A su vez, el propietario, Joan Bernadí, asegura estar “triste y decepcionado”. 

El hijo de estos, Ferran, lamenta que se les culpabilice y que es como si les echaran de su casa. También asegura que la cima de la Mola continuará siendo un lugar muy visitado. Por otro lado, también ha agradecido el apoyo de todas las personas que han querido darles su apoyo: “Estos 58 años han valido la pena viendo la estima de la gente”.

Esta familia llevaban más de 50 años sirviendo comidas para los excursionistas que visitaban el lugar. Tras conocerse la noticia, en estos últimos días hasta 7.000 personas han subido hasta la cima para despedirse.

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