
Lydia Lozano se rompe en 'La Familia de la Tele' al revelar sus problemas de salud
Lydia Lozano rompe su silencio sobre la enfermedad que padece desde hace años.
En una tarde marcada por la emoción, Lydia Lozano ha sorprendido a los espectadores de 'La Familia de la Tele' con una confesión. La colaboradora se mostró completamente abatida al revelar un problema de salud que ha llevado en secreto durante años.
'La Familia de la Tele' comenzó con una imagen poco habitual: Lydia Lozano llorando desconsoladamente junto a María Patiño. El motivo de su dolor no era un asunto televisivo ni una polémica, sino algo mucho más íntimo y profundo. Lydia Lozano ha explicado que el origen de su angustia era una enfermedad que arrastra desde hace un lustro y que en los últimos meses se ha agravado.
''El problema es que esto yo lo llevo pasando desde enero, pero lo que no sabéis es que llevo cinco años con este problema. Parece una tontería, pero para una persona tan independiente como yo que nunca pide que la ayuden para nada y lo que más le gusta es conducir'', explicó entre lágrimas.

"Ayer salí del reumatólogo y me diagnosticaron artritis reumatoide'', reveló Lydia Lozano en 'La Familia de la Tele'. Un diagnóstico que, aunque esperado, impactó emocionalmente a la colaboradora, que ha tratado de mantener su vida lo más normal posible. ''Como os ibais a dar cuenta si yo seguía haciendo mi vida normal, pero ayer que estuvimos haciendo algo para este programa no me podía ni abrochar los pantalones'', confesó.
Lydia Lozano admitió que le cuesta mucho pedir ayuda, una actitud que le ha dificultado compartir su situación hasta ahora. ''Lo sabe mucha gente, pero me da mucho pudor pedir ayuda. Con la actitud que tengo yo en la vida y con 64 años que tenga que estar así...'', lamentó, aludiendo también al momento emocionalmente delicado que atraviesa tras la pérdida de su madre.
''Todo se me cae de las manos, tengo unos dolores horrorosos'', continuó diciendo, visibilizando su dolencia en 'La Familia de la Tele'. Aun así, Lydia Lozano mantiene el deseo de no frenar su vida: ''Quiero seguir con mi ritmo de vida normal, pero es duro. Lo cuento porque muchas veces he visto manos así y le he quitado importancia. Los dolores son horrorosos, duermo con guantes llenos de hilo de acero para poder leer que me encanta leer y ya no puedo leer libros porque se me caen de las manos. Con el móvil tengo que usar el altavoz''.
"Yo iba al médico, le contaba y me pinchaban en el hueso cortisona. Los brazos se me dormían'', relató. Sin embargo, ahora, las tareas más cotidianas se han convertido en retos: desde ponerse un sujetador hasta usar un secador o simplemente cortar alimentos.
Más noticias: