Ramón Serrano, auxilió a gente en los atentados del 17A, sentado en una silla con el rostro serio
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Ramón, la víctima del 17A que salvó vidas en la Rambla

Ramón se lanzó a las Ramblas el 17 de agosto a auxiliar a los heridos

El 17 de agosto de 2017, Ramón Serrano iba Rambla arriba a bordo de un autobús de la línea 59, cuando vio una furgoneta lanzada sin freno Rambla abajo, arrollando a la multitud. Ramón no dudó en exigir al chófer que abriese la puerta del vehículo. Fue el único que se lanzó a socorrer a las víctimas del atentado. 

"No soy más valiente que nadie, ni el que se marchó corriendo es más cobarde que yo. Solo es que la sangre no me asusta", comentaba. 

Ese 17 de agosto de 2017, los atentados terroristas de Barcelona y Cambrils se cobraron la vida de 16 personas, y 345 personas fueron víctimas por lesiones físicas y secuelas psicológicas. 

En una entrevista a El Periódico, Ramón cuenta que se lanzó a las Ramblas a auxiliar a los heridos, anteponiendo el deber de socorro a su propia vida. 

"Las ambulancias tardaron en entrar, no porque llegaran tarde, sino por seguridad. Cuando entraron los enfermeros, lo hicieron bajo los escudos de los Mossos d’Esquadra. Nos dijeron luego que habíamos actuado sin saber si había una bomba en la furgoneta, si bajaría otra, si alguien nos dispararía..."; relata Ramón. 

Imagen de una ambulancia del SEM en la rambla de Barcelona con 2 personas tumbadas justo después del atropello mortal provocado por terroristas islámicos

La primera víctima a la que intentó socorrer fue una mujer mayor que se encontraba tirada en el suelo con los ojos abiertos. "Estaba muerta", cuenta. 

Después Ramón corrió hacia una turista que se desangraba por la cabeza. El hombre se sacó su camiseta del Barça y la apretó sobre la herida de la turista para taponar la herida. 

"La pudimos levantar con otro chico y la dejamos sentada en la Rambla con la calle Hospital. Luego llegó una Mosso d'Esquadra y nos dijo que teníamos que sacar de allí a todo el que estuviera vivo. No sabía a quién coger y a quién no”, asegura. 

Acto seguido asistió a dos mujeres más tendidas entre los escombros de un quiosco. Ramón cuenta que todas ellas eran extranjeras, y lamenta no saber sus nombres ni saber si están bien. 

Tras eso y por orden de la policía, el hombre se refugió en un portal ante el temor de que los terroristas golpearan de nuevo. “Cuando pudimos salir, los cuerpos de los fallecidos estaban tapados en mitad de la Rambla”, comenta.

El estrés postraumático

Tras lo sucedido el 17A, Ramón se sumió en una situación de estrés. Pese a eso, lamenta que nadie del ministerio, ni de la Generalitat, ni del Ayuntamiento de Barcelona le contactase para ayudarle. 

A través de una amiga, Ramón consiguió el teléfono de un psicólogo municipal. "Me hicieron tres llamadas para desahogarme y me recomendaron que no viese las noticias. A partir de ahí, no hubo más", relata.

La Unidad de Atención y Valoración a Afectados por Terrorismo (UAVAT), fue la que le prestó ayuda sin coste. Esta entidad, que se disolvió el pasado mes de mayo, fue el asidero de muchos supervivientes. 

Imagen de la guardia urbana de Barcelona cortando la Rambla de Barcelona, horas después de los atentados en la Rambla de Barcelona el agosto de 2017

"Solo ellos nos han ayudado. Han sido los únicos que nos han buscado, porque ni el Estado ni la Generalitat se han preocupado. Creo que es por dinero, para ahorrarse las indemnizaciones", asegura Ramón. 

Ahora, con todo lo que vivió aquel 17A grabado en sus retinas, Ramón Serrano lamenta que la gente se haya olvidado de este trágico suceso. 

"Solo se habla cuando llega el aniversario, como en el 11-M. Una vez hecha la ofrenda de flores, es un día más. No hay suficientes medidas para evitar que vuelva a pasar", asegura. 

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