Leire, la niña de 5 años que murió atropellada por un conductor ebrio

El 6 de julio de 2021, Rocío caminaba junto a su hija Leire, de 5 años, cuando un coche atravesó a gran velocidad el paso de peatones por el que cruzaban de la mano en Roquetas de Mar (Almería).

Los hechos ocurrieron sobre las 20:20 horas cuando el conductor mató a Leire. Leire y su madre, que estaba embarazada de cuatro meses, se encontraban paradas en la mediana. Al ver que un coche frenaba y las dejaba pasar, cruzaron. 

Fue entonces cuando el conductor rebasó al coche que se había parado y atropelló a la niña. El conductor del vehículo no logró frenar a tiempo y desplazó el cuerpo de Leire más de 20 metros. La pequeña murió al instante. 

Tras el golpe, y según el atestado policial, el conductor del vehículo salió “con los ojos rojos”, “la boca pastosa” y con un evidente “tambaleo” acompañado de un fuerte olor a alcohol. 

Felipe, que era legionario de profesión, se bajó del vehículo, pero no se acercó a la niña. “Salió, se apoyó en el capó y se echó las manos a la cabeza. Nada más”, relatan algunos testigos del suceso.

El test de alcoholemia confirmó unas cifras altísimas de alcohol en sangre: 0,98 mg por litro de aire aspirado. Los agentes que accedieron al vehículo confirmaron que, en su interior, junto al volante, el hombre llevaba un vaso con un combinado de ginebra y tónica. 

David, el padre de Leire, recibió una llamada minutos antes de salir del trabajo. “¡Han atropellado a la niña!”, alcanzó a decir Rocío, su mujer. Minutos más tarde, David llegó al lugar de los hechos, pero su pequeña ya había fallecido. 

El legionario, que llevaba ocho años en dicha formación militar, no tenía antecedentes penales. Tras el atropello, fue detenido y pasó a disposición judicial.

“Estuvo en comisaria 36 horas. Recuerdo que Leire todavía no había sido incinerada cuando salió. Nos llamaron para decirnos que había salido cuando estábamos saliendo del tanatorio donde iba a ser la cremación”, lamentaba Deborah, la tía de Leire

El hombre, que en el momento del atropello tenía 27 años, está en libertad con cargos a esperas de que el próximo 19 de octubre se celebre el juicio, por el que la familia de Leire pide cinco años de cárcel. 

El militar ha intentado evitar la cita judicial en dos ocasiones. Intentó contactar con la familia de Leire para llegar a un acuerdo económico y evitar la causa penal. “A través de su abogado, nos hizo llegar que ofrecía una indemnización[…]. Nos daba 70.000 euros a cambio de llegar a un acuerdo por escrito para que se retiraran los cargos contra él”, cuenta la tía de Leire. 

La respuesta de la familia fue contundente: no. Deborah recuerda que su cuñada estaba embarazada en el momento del accidente y que podría haber muerto ella y el bebé también. “Pudo matarla a ella también, y al bebé. Nunca llamó para pedir perdón ni se interesó”, recuerda Deborah.

La instrucción del caso confirmó que el hombre “se encontraba bajo los efectos de bebidas alcohólicas”. Además, también mantenía una velocidad superior a la permitida en aquella zona. “Circulaba a una velocidad media de 83,16 km/h, cuando lo máximo permitido en esa vía eran 50 km/h”. 

Ante el juez, el militar confirmó que se “tomó cuatro o cinco cervezas y después dos o tres copas”. También admitió que cogió un gin-tonic “y lo metió en el coche”, pero que condujo por qué “se veía en plenas facultades”. 

Además, cuestionó también que “quizás Leire no iba de la mano de su madre y la adelantó”. El militar se excusó en que no vio a la niña, “por la vegetación”, aunque el Ayuntamiento de Roquetas de Mar desmintió este dato, ya que en aquel tramo no existe vegetación, solo césped artificial. 

La familia asegura que desde el atropello, el hombre nunca se interesó por su situación y que solo les contactó para evitar la causa penal. “No quiere ir a la cárcel, porque si va, es legionario, militar, y si tiene antecedentes penales de ese calibre, le echarán del cuerpo. No quiere perder su trabajo”, asegura la familia de Leire. 

En un mes, la familia volverá a encontrarse con el hombre que acabó con la vida de la pequeña Leire. Aseguran, tener miedo a volver a revivir el pasado. “Tenemos miedo a qué va a pasar porque yo, personalmente, no creo que pague por lo que ha hecho”, cuenta Deborah.