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Laia, la niña de dos años asesinada por sus propios padres: ‘lenta agonía’

Un jurado popular decidirá si los padres son culpables o inocentes tras las pruebas que apuntan a que la niña murió por maltratos

Desde el pasado lunes 16 de octubre, un jurado popular decide si la madre de Laia, la niña de dos años que fue asesinada en 2021, es culpable o inocente. Las pruebas indican que tanto la madre, Vanesa Muñoz, y su pareja, Cristian Lastanao sometieron a la niña a una lenta agonía.

Los hechos ocurrieron el 21 de enero de 2021. Aquel día, los presuntos asesinos, llevaron a Laia al hospital. La autopsia reveló que los múltiples golpes que presentaba la niña en su cuerpo le provocaron una peritonitis aguda causada por una rotura del duodeno. Eso le provocó a la niña un shock séptico que acabó con su vida. 

En el momento de los hechos, tras los golpes, Laia fue metida en una bañera para ver si reaccionaba. Como vieron que la niña no lo hizo, Vanesa y Cristian la bajaron en brazos hasta el portal. Allí, pidieron ayuda a los vecinos que vieron marcas sospechosas en el cuerpo de Laia.

Una niña de dos años torturada y asesinada

Cuando hicieron la autopsia a Laia vieron que en su organismo había cocaína, cannabis, antidepresivos e hipnóticos. Además, tras la investigación, descubrieron que los padres obligaban a la niña a comer guindillas y salsa picante.

Y, no solo eso, también la encerraban en el armario y la colgaban con un gancho en la pared. Cristian, la pareja de la madre, declaró que la maltrataba, la tiraba al suelo y le metía su ropa interior en la boca.

Además, según apuntan fuentes de la investigación, la pareja infligía castigos desproporcionados a la menor debido a su supuesto mal comportamiento. 

El jurado aún tiene que dictaminar qué pasará con Vanesa Muñoz y Cristian Lastanao, tras torturar a la niña. Por el momento, se encuentran en prisión provisional. Ambos se enfrentan a la prisión permanente revisable.

El padre biológico quiere que “estos asesinos acaben toda su vida en la cárcel”

Manuel Ardilla, el padre de Laia, pide “que se haga justicia”, después de tres largos años. Además, Manuel tuvo que esperar 18 meses a que la jueza permitiera enterrar a la hija, en el lugar donde reside él (Lloret de Mar) y no donde la madre (Zaragoza).

“Estoy destrozado y derrumbado, no puedo dormir por las noches, no quiero relacionarme con nadie y solo tengo fuerzas para sacar adelante a mis hijos”, relata el padre, donde también explica que su hijo lleva dos años con tratamiento psicológico por terrores nocturnos. “No puede tener la luz apagada ni ir solo al baño”.

Manuel y Vanesa tenían 3 hijos en común. En una ocasión, cuando la acusada vivía con sus tres hijos en Girona, los servicios sociales le quitaron la custodia, por qué existía un grave riesgo para la integridad de los menores. Muñoz se empeñó en recuperarlos y tras conseguirlo se mudó a Zaragoza, donde tuvo otro hijo con Lastanao, su pareja y cómplice del asesinato de Laia. 

Ardilla ha denunciado que, en una ocsasión, las autoridades permitieron que su exmujer secuestrara a sus hijos un fin de semana que les tocaba pasarlo con él en su domicilio de en Lloret de Mar (Girona). En ese momento, cuando Laia aún estaba viva, el padre denunció los hechos y los Mossos d’Esquadra le dijeron que ‘con quién mejor que con su madre van a estar tus hijos’.

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