Abel, el joven que perdió las dos piernas con 6 años: ‘Te destroza por dentro’
El joven estuvo cuatro meses ingresado y pasó por siete operaciones
Abel Veiras, ahora tiene 26 años, pero asegura que el verano de 2003 le cambió la vida. Y es que con solo 6 años sufrió una enfermedad que lo dejó sin las dos piernas.
Abel se encontraba de vacaciones en Porto do Son en el momento de la tragedia. El pequeño, que es originario de Noia, se encontraba pasando unos días en la playa con familiares y amigos cuando empezó a encontrarse mal. Abel empezó a vomitar y seguidamente empezó a tener fotofobia y petequias -que son unos puntos de sangre que aparecen tras la piel-.
Los familiares de Abel, lo llevaron al un hospital de la zona, donde los médicos ya sospecharon que se trataba de algo grave. "Mis padres estaban en Noia. Vinieron nada más enterarse de la noticia, se subieron en la ambulancia conmigo y nos trasladaron a toda prisa para el hospital de Santiago de Compostela", cuenta el joven.
Desde ese momento Abel ya no recuerda nada, ya que los sanitarios decidieron sedarlo. Aun así cuenta que su madre se sobresaltó en aquel camino en ambulancia por qué el niño tenía las piernas "congeladas".
Cuando Abel llegó al Hospital Clínico Universitario de Santiago, lo llevaron directamente a la UCI. Allí les confirmaron que lo que tenía Abel era una sepsis, es decir, una infección en la sangre. "Esta enfermedad te destroza por dentro", cuenta el joven.
Un mes después de que Abel entrase en sedado a la UCI del hospital gallego, los médicos decidieron amputarle las piernas, por qué era la única opción de salvarle la vida.
Siete cirugías y cuatro meses ingresado para renacer
Abel cuenta que la primera cirugía que le hicieron fue por debajo de las rodillas, pero más tarde tuvieron que cortar por encima de la articulación de la pierna derecha. De esta manera, el joven solo tenía movilidad en la pierna izquierda.
Tras cuatro meses ingresado, Abel salió del hospital "con seis o siete cirugías".
A día de hoy, Abel es médico, así que sabe muy bien de lo que habla. "Me decanté finalmente por Medicina. Lo que más me gusta es el ámbito de la cirugía", comenta.
"No soy minusválido, simplemente no tengo piernas".
Abel, desde que salió del hospital, ha hecho vida normal. "No soy minusválido, simplemente no tengo piernas. Lo único que no puedo hacer es correr y saltar", relata.
Y es que ahora mismo utiliza dos prótesis, una en cada pierna, aunque confiesa que tuvo suerte de que los médicos no le amputasen la rodilla izquierda. Sin embargo, y aun teniendo las prótesis, Abel utilizó silla de ruedas hasta los 15 años, cuando decidió que era momento de abandonarla. "Me era incómoda para salir de fiesta, así que me dije a mí mismo que tenía que empezar a caminar", cuenta el joven.
Ahora Abel utiliza unas prótesis que le dio la Seguridad Social, y que le permiten cualquier movimiento, ya que van enganchadas a los muñones. Aunque la ingeniería biomédica haya avanzado mucho y hay diseños de prótesis que reciben órdenes del cerebro, estas no están al alcance de todo el mundo.
Y es que estas prótesis de última generación cuestan más de 70.000 euros cada una. Y ese precio no está alcance de todos. "Somos los amputados de segunda", relata Abel.
Pese a eso, no tener esas prótesis no es algo que le preocupe. "Si tuviera ese dinero, preferiría comprarme un Mercedes antes que gastármelo en unas nuevas prótesis. El coche me va a llevar a los mismos sitios", confiesa.
Y es que ahora Abel quiere trabajar como cirujano fuera de España y ayudar a niños que, como él, pasaron por unas circunstancias extraordinarias.
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