Soy nutricionista y te explico qué ocurre si comes pan o pasta por la noche
Incluso a día de hoy, son muchos los que evitan los hidratos de carbono por la noche para evitar aumentar de peso
Muchas veces hemos podido escuchar que es malo comer hidratos por la noche, principalmente porque engordan. Se trata de una de las creencias más extendidas, a pesar de que tanto yo como muchos otros nutricionistas la desmintamos constantemente. Pero vamos a profundizar un poco en esta idea, para entender mejor por qué no hay por dónde cogerla.
Los hidratos de carbono son el combustible de nuestro organismo
Los hidratos de carbono, es decir, el pan, la pasta, el arroz, la patata o los cereales, son necesarios a cualquier hora del día. En el fondo son la gasolina del cuerpo, por lo que nos dan energía. De forma muy general, podríamos decir que el 45-65% de las calorías totales que consumimos deben de provenir de este grupo de alimentos.
Esta energía la necesitamos tanto de día como de noche, por lo que no hay un motivo para que dejemos de comer hidratos a partir de una determinada hora.
Cuando dormimos no se desactiva nuestro cuerpo, pues seguimos respirando y haciendo múltiples funciones vitales, por lo que consumimos calorías. Es lo que llamamos metabolismo basal.
Un mito que no se sostiene de ninguna manera
¿Qué sentido tiene pensar que un alimento a una hora concreta puede engordarnos y a otra no? ¡Ninguno! Los alimentos no tienen el poder de engordar o no, sino que es la suma y el global de toda tu dieta lo que dictará que puedas o no ganar peso. Al final, se trata de ver cuantas calorías has consumido al final del día, no las que has consumido en un momento concreto.
A todo ello, vale la pena recordar que las frutas también son hidratos de carbono y tampoco engordan dependiendo de la hora del día. Comer fruta es más que saludable, tiene muchísimas propiedades y beneficios, independientemente de la hora en que la tomes.
Entonces... ¿Da igual cuándo comer hidratos de carbono? ¡Por supuesto! Habrá momentos en que será más aconsejado comerlos, como antes de un día de duro trabajo o antes de una competición, pero nunca debemos eliminarlos de nuestra dieta.
En definitiva, se trata de otro mito más de la alimentación, similar a muchos otros. Es un mundo muy complejo y lo que le vale a una persona no tiene por qué servirle a otra. Por eso, dependerá de cada persona, situación o actividad física el qué y cuándo comer.
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