Hambre emocional: ¿Por qué varía lo que comemos en función de cómo nos sentimos?
Hay momentos de nuestra vida en los que tenemos las emociones descontroladas, lo que hace que también perdamos el control con nuestra alimentación
Supongo que a más de una persona os habrá pasado en algún momento de la vida que estáis más nerviosos o tristes o con más ansiedad. En estos momentos, puede ser que nos dé por atacar la nevera, comer sin fin y de forma descontrolada.
Con la emoción que más puede darnos esto es con la ansiedad. Esta hace que segreguemos grandes cantidades de cortisol para mantenernos alerta. Este es uno de los motivos por los que nos cuesta conciliar el sueño.
Las emociones están ligadas a nuestra alimentación
Desde ya niños se establece una relación emocional con la comida. Cuando nuestros cuidadores nos dan comida, se establece una relación de protección gracias al alimento.
A medida que vamos creciendo, la alimentación va cambiando su papel en nuestro ámbito social, pero teniendo siempre mucho protagonismo. Por ejemplo, si os fijáis muchas de las reuniones sociales que celebramos son con comida de por medio, ya sea una comida, una cena, una merienda…
Podemos hasta encontrar los alimentos como forma de regalo para demostrar cariño o aprecio a otra persona, incluso se regalan las típicas cajas de bombones a una persona ingresada en un hospital.
Además, me atrevería hasta a decir que a más de uno os habrán premiado o castigado con comida. "¿Te has portado bien? Toma un croissant de chocolate", "¿No te quieres comer las lentejas? Pues no te levantarás de la mesa hasta que no te acabes el plato".
Este tipo de comportamientos puede crear rechazo hacía algún tipo de alimentos y puede hacernos que los relacionemos con una relación en concreto.
Hay alimentos que afectan directamente a nuestro cerebro
Hay ciertos nutrientes de los alimentos que afectan directamente a nuestro cerebro, ya que activan determinados circuitos neuronales. Estos producen sensación inmediata de satisfacción y placer. Son esos alimentos que comemos cuando queremos un placer inmediato.
Hablamos de alimentos como el chocolate, que contiene tanto triptófano como feniletilamina. Podemos encontrar muchos otros, la mayoría de ellos con base de azúcar.
También, como os he dicho, podemos encontrar este placer inmediato en alimentos que tenemos asociados como premio desde bien pequeños.
Ansiedad y alimentación
Cuando no se controlan estas emociones, pueden darse verdaderos atracones. Es lo que pasa con la ansiedad, tal y como os he comentado unas líneas más arriba.
Es muy común que con ansiedad se relacione la comida como una vía de escape, haciendo que la persona llegue a comer de forma compulsiva. De esta forma, la comida es como un “parche” que alivia la sensación de malestar de forma rápida, pero llevándonos a complicaciones a medio y largo plazo.
No solamente pueden darse estos atracones como satisfacción rápida, ya que hay respuestas a nivel fisiológico cuando tenemos ansiedad que hacen que las hormonas encargadas de darnos la señal de hambre se encuentren en mayores concentraciones en nuestro organismo.
¿Cómo puedo superar esta hambre emocional?
Llegados a este punto, es lógico pensar la gran importancia que tiene la gestión emocional tanto para nuestra vida como para nuestra alimentación.
Podemos pensar que la comida es el problema, pero esto realmente no es cierto, solamente es el parche. Hay que analizar la situación que estamos pasando y poder diferenciar entre hambre psicológica y hambre fisiológica.
Un pequeño truco para diferenciarla es si tenemos hambre por un alimento en concreto o hambre de lo que sea. Es decir, si realmente tu hambre es fisiológica, te dará igual qué comer, ya que solo querrás quedar saciado.
En cambio, con el hambre psicológica posiblemente te decantes por un solo alimento o un grupo de ellos. Es en este momento en el que debemos de tener una alimentación consciente.
Además, con el hambre fisiológica acabarás quedando saciado después de ingerir alimento, al contrario que con el hambre psicológica que siempre querrás más y más.
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