Dos hombres con trajes formales están en primer plano, uno de ellos hablando en un micrófono, mientras que en el fondo se observa una sala llena de personas sentadas en lo que parece ser un parlamento o una asamblea.
POLÍTICA

Vuelven las izquierdas y las derechas en Cataluña

El debate sobre la vivienda ha resucitado el eje ideológico subyugado al eje nacional durante el Procés

El ‘no’ de Junts a la tramitación de la ley para regular los precios del alquiler ha suscitado un intenso debate político y social en Cataluña. Los partidos y las organizaciones de izquierda criticaron de manera furibunda el voto de Junts, acusándolos de derecha reaccionaria al servicio de la clase propietaria. En Junts y otros sectores conservadores han argumentado que la regulación de los precios provoca la caída de la oferta y, por lo tanto, la subida de los precios del alquiler.

Pero más allá del debate, ha sorprendido la vehemencia con la que la izquierda y la derecha se han enfrentado en torno a esta cuestión. Especialmente en el espacio independentista, donde ERC y la CUP y sus sectores afines se las han tenido con la derecha nacionalista postconvergente con la que han gobernado todos estos años. Esto es significativo, porque en pleno proceso de descomposición del procesismo vuelve a resurgir con fuerza el eje ideológico izquierda-derecha en Cataluña.

Salvador Illa hablando en el podio del Parlament de Catalunya frente a los otros diputados

Estas últimas horas hemos asistido a un intenso debate en torno a la vivienda, con unas posiciones ideológicas que hacía años no se veían en Cataluña. Esto tiene que ver con el fracaso del Procés, y el proceso de reubicación ideológica de los partidos procesistas. Su máxima expresión es la culminación del divorcio entre ERC y Junts y la vuelta a la vieja rivalidad entre republicanos y convergentes.

Del matrimonio de conveniencia a la polarización

Durante los años del pujolismo la política catalana se caracterizó por la animadversión entre el nacionalismo conservador que representaba CiU y el independentismo progresista que abanderaba ERC. Los primeros compases del Procés estuvieron marcados por un acercamiento prudente entre estos dos campos. Pero también por los recelos de la izquierda independentista, que logró tumbar a Artur Mas para aupar a Carles Puigdemont.

Puigdemont, la fusión de ERC y CiU en Junts pel Sí, y el nacimiento de plataformas transversales como la ANC culminaron la sustitución del eje ideológico por el eje nacional. Las cuestiones sociales quedaron al margen, la CUP tragó con la burguesía a la que siempre había denostado, y CiU aceptó ir de la mano con la izquierda radical a las antípodas de su proyecto de país. Pero esto duró lo mismo que el Procés, y a medida que el espacio se fue descomponiendo se ha producido también una reubicación ideológica.

El primer paso lo dio ERC con la rectificación estratégica impulsada por Oriol Junqueras, que implicaba la ruptura con Junts y el acercamiento al PSOE. En los últimos años el partido ha recuperado la retórica basada en la justicia social, que ahora pasa a ser su prioridad. Si durante el Procés defendían que la independencia llevaría a la justicia social, ahora dicen que es la justicia social la que llevará al referéndum de autodeterminación.

Hombre con barba hablando y gesticulando con la mano frente a un fondo azul.

La reubicación ideológica ha sido más complicada para Junts, que viniendo de la derecha dura -sobre todo en cuestiones económicas- tuvo que evolucionar hacia el progresismo que impregnaba el proceso independentista. No ha sido fácil desandar el camino, sobre todo porque durante el Procés el partido incorporó nuevos sectores socialdemócratas y de izquierdas. Pero la ruptura con ERC en otoño de 2022 y la irrupción de Aliança Catalana en mayo de 2023 aceleraron el giro a la derecha impuesto por Puigdemont.

Empresarios y organizaciones sociales

En esta nueva etapa Carles Puigdemont se está apoyando en el mundo de la empresa para retomar impulso. Sectores importantes del ámbito económico han pedido a Puigdemont un doble proceso que el expresident parece estar cumpliendo. Por un lado rebajar la tensión para evitar volver a los años inciertos del Procés -el pacto con el PSOE obedecería en parte a eso-, y por otro lado volver a reconstruir el espacio conservador -sobre todo en economía.

Montaje con foto de personajes

Es evidente que la decisión de Junts de votar en contra de esta ley tiene que ver más con una estrategia de presión al PSOE que con un tema ideológico. Pero al hacerlo ha atraído también a pequeños propietarios y sectores liberales y conservadores que habían quedado huérfanos durante el procés. Junts necesita también atrae a estos sectores para impedir que sigan engrosando las filas de Aliança Catalana, un proyecto netamente conservador.

Al otro lado está todo el entramado de entidades y organizaciones sociales que se subieron al carro del procés y que habían perdido protagonismo tras su fracaso. La polémica en torno a la vivienda ha resucitado a muchos de estos colectivos que orbitan en torno a la CUP y los Comuns, pero que pueden también acercarse a ERC. La radicalización de la izquierda y la derecha demuestra que Cataluña ha entrado en una nueva fase (el post-procés) liderada por un Salvador Illa que camina en solitario por el espacio del centro.

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