El presidente de VOX, Santiago Abascal, interviene durante un acto de campaña de VOX, en la plaza Llibertat, a 4 de mayo de 2024, en Salt, Girona, Catalunya (España)
POLÍTICA

Vox, en busca de la fórmula del éxito

La pérdida de poder adquisitivo de las clases populares y la alta presión migratoria disparan a la derecha europea

Vox saca partido a sus relaciones internacionales y ha intensificado los contactos con partidos de derecha en Europa para replicar sus estrategias ganadoras. Tras las recientes elecciones en Portugal, Austria y Francia, la formación que lidera Santiago Abascal busca aprender de sus socios europeos. Entre ellos están Chega, el partido portugués, el Rassemblement National de Marine Le Pen y Hermanos de Italia, de Giorgia Meloni. Queda así evidenciado que la nueva derecha mundial actúa con un sentido estratégico conjunto.

Estos encuentros se centran en temas clave como la inmigración y la ruptura del bipartidismo. Vox pretende movilizar al electorado con un discurso que ya ha tenido éxito en otros países. En Portugal, por ejemplo, Chega logró un 23,1% de los votos, aumentando más de cuatro puntos en menos de un año. En Austria, el partido de Herbert Kickl fue el más votado con un 28,9%. En Francia, Le Pen alcanzó un resultado histórico en las elecciones de junio de 2024.

Soberanía y jóvenes

Todos estos partidos son conscientes de que, con el fracaso de la izquierda alternativa de los últimos diez años, ha quedado un enorme hueco de frustración. Más en particular, nos encontramos ante un combo sociopolítico muy delicado. Se trata de la síntesis de pérdida generalizada de poder adquisitivo y la alta presión migratoria, que colapsa el tejido administrativo.

Un grupo de personas con abrigos hace fila afuera de un edificio por la noche.

En este sentido, la estrategia de Vox se ha planteado clara desde su inicio: mantener un único discurso a lo largo del tiempo. Desde sus inicios, la formación ha apostado por un discurso que apela al patriotismo frente al globalismo como la carcasa para relanzar las naciones soberanas. Además, Vox capitaliza el abandono de la juventud por parte del sistema, que a todas luces son los más perjudicados de la desigualdad económica.

El partido ha ganado un terreno significativo entre los jóvenes, un grupo tradicionalmente más progresista. Según los datos demoscópicos, Vox aumentó su apoyo entre los votantes jóvenes en un 21%. Esto es un fenómeno similar al que se observa en otros líderes de derecha en Europa y América Latina, como Le Pen o Milei. Abascal promueve la idea de que la derecha es ahora una opción “punk” para las nuevas generaciones.

Buenas perspectivas electorales

Los últimos sondeos respaldan esta tendencia. Las últimas encuestas de La Vanguardia20 Minutos sitúan a Vox como tercera fuerza política en España. Su apoyo oscila entre el 12% y el 14%, cifras similares a las obtenidas en las elecciones de 2023. Estas encuestas también indican que, junto con el Partido Popular, Vox podría alcanzar la mayoría absoluta en unas elecciones generales.

El Partido Popular, liderado por Alberto Núñez Feijóo, se mantiene como la primera fuerza con entre el 34% y 36% del voto. Sin embargo, necesitaría a Vox para formar gobierno. La relación entre ambos partidos se vuelve así clave para la estabilidad política. Aunque hubo reticencias en el pasado, el crecimiento electoral de Vox hace que los pactos sean cada vez más inevitables.

Dos hombres con trajes formales frente a fondos de colores azul y verde.

Esta coyuntura política fortalece a Vox como un actor decisivo. El partido ha sobrevivido a la desaparición de otras formaciones fuera del bipartidismo. Además, Abascal ha demostrado estabilidad frente a la volatilidad política (la ruptura de los gobiernos autonómicos por el reparto de ‘menas’, por ejemplo). Además, resulta innegable que el movimiento de la ventana de Overton en varios temas (la seguridad, por ejemplo) favorece a Abascal.

En definitiva, Vox trabaja para consolidar su éxito electoral y mantener una influencia creciente sobre Feijóo. Su estrategia combina la observación de modelos europeos con un mensaje propio que apela a un sector descontento. La gran incógnita está en qué tipo de Unión Europea sale de gobiernos nacionales soberanistas.

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