Imagen de Anna Gabriel Oriol Junqueras y Carles Puigdemont con una manifestación independentista de fondo
POLÍTICA

La unidad independentista que ya no existirá pese a los expertos

El entorno procesista insiste en elaborar estrategias conjuntas, sin entender que todo ha cambiado y nada será igual


El primer fin de semana tras las elecciones catalanas ha servido a la prensa procesista para hablar con expertos para valorar el descalabro de sus partidos. Hay preocupación por la bajada de ERC y la CUP, así como la mala relación de estos partidos con Junts. Medios como Vilaweb o El Món han decidido preguntar a expertos qué debe hacer el procesismo tras su fracaso el 12 de mayo.

Es curioso que se considere expertos a gente como Jordi Borràs, Roger Español o Lloll Bertran. Sin embargo, no seremos nosotros quien cuestione la elección. Cada uno tiene a sus referentes, más faltaría. Lo importante es que el entorno indepe busca respuestas y se pregunta si el Procés ha muerto y cómo los partidos procesistas pueden recobrar la iniciativa política y la unidad.

Hay una mala noticia: no pueden hacerlo, por lo menos conjuntamente. Es evidente que el Procés ha pasado a mejor vida -no el independentismo- y de eso ya se han dado cuenta buena parte de sus expertos. Vilaweb se preguntaba qué debe hacer el independentismo tras el 12 de mayo y aquí está el problema: tratar a los partidos procesistas como una unidad.

Imagen de militantes independentistas quemando carteles de ERC, CUP y Junts per Catalunya

La inexistente unidad independentista

El Procés nos hizo creer que alguien tan distinto como la Anna Gabriel y Xavier Trias podían ir de la mano. Es más, obligó a personas como Artur Mas o Xavier Giró a asumir las tesis de la CUP y el centro político quedó desierto en Cataluña. En nombre de la unidad, todos se hicieron de izquierdas para que los anticapitalistas pudieran abrazarse a Mas y votar a Puigdemont.

La mayoría de actores indepes no se parecían nada entre ellos, pero se escondieron las diferencias por el uno de octubre. Una vez asumido el fracaso del referéndum de 2017, todo lo que ha venido después solo ha servido para certificar una muerte anunciada. El Procés no acaba de fallecer porque Junqueras y Puigdemont siguen queriendo vivir de él, pero ahora ya es cuestión de días.

Y, claro, ahora el votante indepe ya no se cree el cuento de estos partidos. Es más, ya no vota en función de la bandera y pide otras cosas, exige ideología. La unidad independentista que pide el entorno procesista, va totalmente en contra de esta dirección. Pongamos un ejemplo.

Montaje de Laia Estrada y Carles Puigdemont

Imagínense ustedes que son un alto cargo de Junts per Catalunya y les toca interpretar el resultado del pasado domingo. Su partido ha ganado 3 escaños, mientras que ERC y la CUP han perdido 18. Algo falla, el procesismo ya no es un vaso comunicante electoral.

A esta realidad, le deben sumar el crecimiento del PSC gracias a la centralidad y a su acercamiento al nacionalismo moderado. Miquel Roca, Santi Vila o Miquel Samper dieron su apoyo a Salvador Illa. Por otro lado, casi 120.000 catalanes votaron a Sílvia Orriols y Aliança Catalana y el PP de Alejandro pasó de 3 a 15 diputados.

En resumen: el contexto social y político en Cataluña nada tiene que ver en 2017. Si Junts vuelve a comprar el marco mental de ERC y la CUP ya sabe lo que le espera, solo hace falta ver los resultados del 12 de mayo. La unidad independentista que pide este entorno, siempre va acompañado de lo "social y lo progresista" y de censurar a quien se mueva hacia la derecha.

Es curioso, si alguien ha perdido las elecciones en Cataluña es esta izquierda a la izquierda, los mismos que impusieron sus reglas de juego durante el Procés. Sin embargo, siguen exigiendo que el independentismo sea de izquierdas y abrace el discurso más progresista posible.

Es por este motivo que la unidad independentista no tiene futuro alguno, aunque insistan. Junts per Catalunya deberá decidir tras Puigdemont qué quiere ser de mayor y la disyuntiva es clara: o una comparsa de ERC y la CUP o una formación de orden y sentido común.

Si hace lo primero, es probable que a corto plazo el procesismo empeore resultados. Si escoge lo segundo, no habrá unidad alguna, pero volverá a ser una alternativa de gobierno algún día.

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