La última guerra entre Junts y ERC confirma el declive imparable del procesismo
Incluso los indepes miran avergonzados el espectáculo que están ofreciendo los dos partidos procesistas los últimos días
Tras acumular varios fracasos electorales, el procesismo está tocado de muerte. El 'procés' ya lo está definitivamente: ni sus impulsores hablan ya de independencia. Sin embargo, el llamado procesismo (es decir, vivir de amenazar al Estado para sacar contrapartidas a un Pedro Sánchez necesitado de votos en el Congreso, aunque sea solo para mantener sillones y cuotas de poder) sigue vigente. Eso sí, lo hace en plena decadencia.
El declive de ERC y Junts es más que evidente. Y en los últimos días hemos visto un claro ejemplo de ello. Los dos principales partidos que lideraron el 'procés' van perdiendo votos a cada cita electoral. Y claro, esto se traduce en nervios que provocan unas guerras que ahora ya incluso avergüenzan a los propios votantes independentistas. Solo hace falta ver las reacciones de indepes en las redes sociales a los últimos eventos protagonizados por ERC y Junts.
La pérdida constante de votos ha sacado a relucir lo que realmente era el 'procés': una lucha entre ERC y Junts para la hegemonía de este espacio político en Cataluña mientras se intenta coaccionar al Estado para conseguir contrapartidas.
En las últimas horas, las dos formaciones se han encargado de dejarlo claro. ERC se ha puesto en contra gran parte del votante indepe apostando por investir a Salvador Illa. Esto ha tenido una feroz respuesta de Junts, que sigue sin asumir su derrota el pasado 12 de mayo. "Han cambiado de bando", "son unos traidores" o "botiflers" son algunas de las acusasiones juntaires a la decisión de pactar con el PSC.
La culminación de los ataques recibidos por parte de Junts a ERC fue la carta que el pasado fin de semana publicó Carles Puigdemont. En ella, acusaba directamente a los republicanos de ser los culpables de su posible detención si decide volver a Cataluña.
ERC ha tardado en contestar, pero lo ha hecho con dureza. Este lunes, pedían una "rectificación" al expresident por sus palabras. Consideran una "ofensa" las declaraciones del líder de Junts per Catalunya. Lógicamente, es poco o nada probable que Puigdemont se retracte de sus palabras. Es más, si vuelve a abrir la boca, seguramente será para reafirmarse en su idea de que todo es culpa de los demás. Ya sabemos que la palabra autocrítica no forma parte del diccionario procesista -y menos aún de Junts-.
Este cruce de declaraciones entre los dos principales partidos evidencia que lo que empezó como un intento de independizar Cataluña ha acabado con una guerra para ver quién es el culpable de que Illa sea el próximo president, de que Puigdemont sea detenido o de que hayan perdido casi un millón de votos en pocos años. No hay muestra más clara de la decadencia que no solamente han llevado a Cataluña, sino al propio independentismo. Con el cada vez más poder perdido, solo queda intentar mantener el relato... aunque no se aguante por ningún lado y cada vez lo compren menos indepes.
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