Primer plano de Ione Belarra sonriendo y mirando a cámara
POLÍTICA

El silencio de Podemos respecto al ataque yihadista en Bélgica

Quizá se quedaron sin Wi-Fi

Nada. Ni un gesto, ni media declaración y, por supuesto, ni uno de esos tuits a los que son tan dados en Podemos. Los recientes atentados islamistas de Bélgica parece que no inquietan a nadie en la formación morada. Irene Montero prologa libros, Ione Belarra está orgullosa de ser un referente para Aljazeera y Pablo Echenique aplaude chistes dudosos sobre genocidios.

Nadie en la formación que iba a asaltar los cielos pasado mañana tiene ni un triste minuto para honrar la memoria de dos pobres suecos que sólo querían disfrutar del fútbol.

¿E Isa Serra?

Pues no, Isa Serra, habitual tutitera del podemismo militante, tampoco dice nada. Bueno, en realidad sí lo hace, pero acerca de lo que, parece, le duele más a ella. ¿De qué se trata? Pues de 500 muertos “tras un ataque de Israel a un hospital de Gaza”. El problema del ataque en cuestión es que los responsables, según Israel, son los miembros de la Yihad Islámica Palestina, que perdieron el control de un cohete.

Al hilo de eso, vuelve a reclamar lo que lleva días exigiendo su jefa: que se considere al primer ministro de Israel genocida. ¿Querrá ser también un "referente" para Aljazeera y Fonsi Loaiza?

Pablo Echenique

De genocidios también, pero aquí echando mano de una viñeta original de Diario Red –el digital de Canal Red, la tele de Pablo Iglesias-, habla estos días Pablo Echenique. En el chiste, un grupo de ejecutivos encapuchados parafrasea a Roosevelt. Lo hacen con una versión libre de aquella frase suya refirida al dictador nicaragüense Tacho Somoza: “Es un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”.

En la viñeta, vista la simpatía y el arrobo con que Echenique la comparte, parecen referirse el autor a Israel. Lo hace al convertir la frase original en un “son unos genocidas, pero son nuestros genocidas”.

Visto el silencio podemita en Twitter sobre el atentado de Bélgica, bien podría recordárseles que, el chiste, también es plenamente aplicable aplicarse a genocidas como los que ellos defienden con tanto ahínco estos días. Con todo, parece difícil que lo entiendan. La viga en el ojo de uno es, siempre, lo que menos se ve. En Palestina, se lo contaron a los que vivían por allí hace unos 2000 años.

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