Montaje con un primer plano de Carles Puigdemont y otro de Míriam Nogueras con cara seria. De fondo, una imagen difuminada de varios escaños del Congreso de los Diputados
POLÍTICA

Sigue el teatro en el Congreso por la amnistía: ahora Junts recoge cable

Los de Puigdemont cambian de opinión en 48 horas

Junts per Catalunya ha protagonizado otro cambio de última hora al votar a favor de las enmiendas a la ley de amnistía que había rechazado el martes. Se consuma así otro acto del sainete en el que se ha convertido este inicio de legislatura: un PSOE en manos de los caprichos de Junts, cuyo líder en la sombra ladra mucho y muerde poco.

Junts parece encontrarse más cómodo que nunca con este nuevo papel que le devuelve a las esencias de la vieja Convergència. Hacer política en Madrid, tirar de pragmatismo, optimizar los resortes del juego político. Esto es lo que está haciendo el partido de Carles Puigdemont para sobrevivir en este momento crucial.

Míriam Nogueras, con cara de enfadada, sentada en su escaño en el Congreso de los Diputados

El partido necesita vender un relato en Cataluña y a la vez agarrarse al poder para evitar el naufragio. En esto consiste el teatro de las últimas horas, primero vendiendo una imagen de intransigencia para luego acabar sucumbiendo. Mientras, el PSOE no solo acepta el juego sino que lo utiliza a su favor sacando pecho por haber devuelto a Puigdemont al redil del constitucionalismo.

El PSOE cree tenerlo todo bajo control

Junts per Catalunya sorprendió a todos el pasado martes descolgándose de las enmiendas pactadas por todos los socios de gobierno. Los postconvergentes aludían a matices que parecían tener poca base argumental. Su verdadera intención era volver a marcar músculo ante el electorado independentista en Cataluña.

Los de Puigdemont advirtieron con aires de grandeza que “se equivocan quienes den por hecho el sí de Junts”. Pero unas horas después han acabado votando las enmiendas, pese a que quedan aún pendientes los cambios presentados por ERC y Junts. Da la sensación de que todo es un simple brindis al sol, actos de cara a la galería.

Esto introduce una sensación de inestabilidad constante en la legislatura, pero al PSOE ya le va bien. Saben que Junts no romperá la baraja porque necesitan la ley de amnistía para relanzar su proyecto político. Además, por mucho que ladren, mientras acepten su juego el PSOE podrá vanagloriarse de haber domesticado a la bestia.

¿Y después de la amnistía, qué?

Puigdemont sabe que ha perdido apoyo en Cataluña y que su juego ya no convence. Pero también está convencido de que todo cambiará cuando se apruebe y se aplique la ley de amnistía, y pueda volver a Cataluña. Lo que toca ahora es sobrevivir a las contradicciones entre los hechos y el relato.

Es significativo que Junts siga diciendo que no han renunciado a la vía unilateral cuando están recorriendo el camino del referéndum pactado. Igual de significativo que el hecho de que el PSOE se refiera a Carles Puigdemont como “constitucionalista”. Mientras los suyos sigan tirando de épica para no perder fuelle en Cataluña.

Otra cosa será lo que ocurra después de la amnistía, y en buena medida dependerá de los resultados electorales en Cataluña. Unos buenos resultados podrían llevarle a mantener su matrimonio de convivencia con el PSOE, e incluso podría explorar la cada vez menos descabellada vía de la sociovergencia. Pero una debacle podría hacer repensar la alianza, y abriría la puerta a la amenaza latente de un acuerdo con el PP para propiciar una moción de censura contra Pedro Sánchez.

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