
Sigue el calvario de los vecinos en el barrio de los disturbios de Mataró
Mataró también se enfrenta al aumento de la inseguridad que traen las okupaciones de viviendas
Los vecinos de Mataró siguen viviendo un clima de creciente inseguridad. Las denuncias sobre disturbios y agresiones no cesan, y el último episodio ocurrió la noche del 29 de junio. Según la cuenta de Patrulla Vecinal Mataró, se registró una pelea con cuchillo en el Passeig Ramon Berenguer. Los gritos y la presencia de ambulancias generaron gran alarma. Los vecinos lamentan la falta de seguridad en la zona, expresando que ya no saben si viven en Mataró o en una serie de crímenes.
Este hecho es solo el último de una serie de episodios violentos en la ciudad. Mataró ha sido catalogada como uno de los municipios más peligrosos de Cataluña. Según los datos, Mataró cerró 2023 en el sexto puesto del ranking nacional de robos con violencia, con una tasa de 494,3 robos por cada 100.000 habitantes. La ciudad sigue siendo una de las más afectadas por la criminalidad, lo que preocupa tanto a los vecinos como a los políticos locales.
El pasado enero, el Partido Popular de Mataró exigió la convocatoria urgente de una Junta Local de Seguridad. Cristian Escribano, portavoz del PP, ha calificado la situación de "extremadamente preocupante" y ha criticado la falta de acción del gobierno municipal. "Es insostenible que la ciudad siga siendo un foco de inseguridad sin que el alcalde tome medidas claras", ha señalado.

Disturbios dentro de la localidad
La situación no se limita a los robos. En abril de 2025, Mataró fue escenario de disturbios protagonizados por okupas, similares a los que se vivieron en Salt. Un grupo de okupas y sus seguidores atacaron a los Mossos d’Esquadra y la Policía Local para evitar la detención de un okupa subsahariano.
Durante la noche, varios contenedores fueron incendiados y el mobiliario urbano destrozado. Los disturbios dejaron una sensación de inseguridad generalizada entre los residentes del barrio de Cerdanyola, que también denunciaron amenazas de represalias por parte de los okupas.
El miedo se apoderó de los vecinos, que denuncian amenazas de los okupas, incluso con la posibilidad de que los edificios sean quemados. Esta situación de violencia y falta de control en el barrio ha sido muy criticada por los habitantes, quienes acusan al gobierno local de no hacer lo suficiente para garantizar su seguridad. Además, la creciente presencia de okupas en la ciudad sigue siendo un problema sin solución clara.
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