Satisfacción en la Bonanova tras el desalojo del Kubo y la Ruïna

Antes de las 6 de la mañana, agentes de los Mossos d’Esquadra ya estaban preparando el terreno para el desalojo del Kubo y la Ruïna, las dos polémicas casas ocupadas en el barrio de la Bonanova, en Barcelona. La posibilidad de que hubiera una batalla campal era más que alta. Las amenazas de los okupas hacían temer lo peor. “Que asuman el coste”, “aceptamos el reto y abrazamos el conflicto” o “responderemos con toda la furia”, fueron algunas de las frases que se podían leer en el comunicado que publicaron desde La Ruïna en los días previos.

A las 6 en punto ha empezado el asalto a las dos casas. En la calle, una tranquilidad que solamente se ha roto por la llegada de una manifestación de apenas un centenar de pro-okupas y por el considerable humo que había en toda la zona. Un humo provocado por los cohetes y petardos que los okupas han lanzado a los Mossos que intentaban acceder al Kubo y la Ruïna. 

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Mientras los Mossos se protegían en jaulas para acceder a las viviendas, los okupas les han comenzado a lanzar de todo: piedras, botes de humo, petardos y demás objetos contundentes. Incluso les han lanzado un líquido que la policía temía que fuese algún tipo de líquido inflamable. Una vez dentro, los agentes han ido despejando las distintas plantas de las casas en un trabajo minucioso, evitando caer en las trampas que los okupas les habían preparado. 

A pesar de los incidentes y agresiones a los agentes, la “furia” que anunciaban los okupas no ha sido tanta como todos podíamos temer. Que no se malinterprete el comentario. Ha habido violencia, pero históricamente ha habido desalojos con incidentes mucho más graves. El caso es que no se han tenido que lamentar males mayores. En este sentido, el operativo de los Mossos ha sido un éxito.

Tras más de cuatro horas de operación, los Mossos controlaban el Kubo y la Ruïna. Solo faltaba por desalojar dos okupas que estaban resistiendo en el tejado de la Ruïna. Y también otro que se había colgado en la fachada del Kubo. Han sido los bomberos los que han acabado ‘rescatándolos’, dando así por finalizado el desalojo casi seis horas después de su inicio.

En la calle, dos centenares de vecinos se congregaban en la plaza de la Bonanova. Había jóvenes y mayores. La multitud ha aplaudido a los Mossos en varias ocasiones, como cuando han aparecido en la azotea de uno de los edificios o cuando han retirado una pancarta que habían colgado los okupas en una de las fachadas. Se respiraba satisfacción entre los Mossos, pero también entre los vecinos. Tras varios meses en los que el barrio se ha situado en el foco mediático por las polémicas que han rodeado estas dos casas ocupadas, finalmente la Bonanova volverá a la tranquilidad.