Salvador Illa sentado en su escaño del Parlament mientras se lleva la mano a la boca y mira hacia abajo
POLÍTICA

Salvador Illa recibe un baño de realidad y muestra sus primeras flaquezas

La urgencia de los presupuestos lleva al PSC a recular en dos decisiones para contentar a ERC y Comuns

Los primeros cien días de gobierno para Salvador Illa han sido un paseo. La división interna en el procesismo y la insuficiencia numérica de la derecha constitucionalista le han dejado un terreno cómodo para gobernar. Esto hacía pensar en una legislatura plácida para el PSC, para poder desplegar sin sobresaltos su obra de gobierno.

Pero estas últimas semanas la cosa está cambiando. Al fin y al cabo, el PSC solo tiene 42 diputados y su capacidad de maniobra está limitada por los acuerdos de investidura que le atan a ERC y Comuns. Dos partidos dispuestos a explotar la debilidad del gobierno para salvar sus propias crisis de representación.

Un hombre de pie hablando en un parlamento con varias personas sentadas detrás de él.

Illa mostró desde el primer momento un talante muy diferente a la arrogancia de Pere Aragonès, que gobernaba incluso con menos diputados. El nuevo presidente de la Generalitat apostó por el perfil bajo y la mano tendida, pensando que bastaría para imponer un nuevo oasis catalán. Pero su exceso de confianza le ha traicionado.

Dos cosas frentes han debilitado las alianzas estratégicas del nuevo gobierno. Uno, un rápìdo desmantelamiento del Procés que ha enfurecido a ERC y ha eclosionado con el conflicto de las competencias de los Mossos. El otro, el estallido del problema de la vivienda uqe ha evidenciado la distancia ideológica entre el PSC y los Comuns.

La urgencia de los presupuestos ha llevado a Salvador Illa a recular en dos decisiones en las últimas 24 horas para contentar a sus socios. Todo un baño de realidad para el nuevo gobierno socialista que muestra sus primeras flaquezas en un momento de especial incertidumbre.

Tener contentos a ERC y Comuns

Esquerra se encuentra en plena guerra con Junts y necesita marcar perfil independentista ante el gobierno constitucionalista del PSC. Josep Maria Jové elevó el tono de sus amenazas la semana pasada. Fue después de que el Govern aceptara la entrada de Guardia Civil y Policía Nacional en el sistema de emergencias catalán. 

Ante el conflicto abierto con ERC y Junts, Illa ha anunciado este miércoles su intención de convocar de forma inminente una nueva Junta de Seguridad. En ella se acordará con el Gobierno central la ampliación de las competencias de los Mossos en puertos y aeropuertos.

En el mismo pleno, el presidente de la Generalitat ha anunciado su intención de empezar a sancionar a los propietarios que incumplan los topes fijados en la ley de alquileres. Los Comuns quieren presentarse como el partido que arrastra al PSC a la izquierda. En los últimos días aumentaron su presión con el tema de la vivienda, obligando a Illa a escoger "entre los inquilinos y los especuladores".

Illa anuncia ahora que Cataluña será será la primera comunidad autónoma con un régimen sancionador para castigar los abusos en los precios del alquiler. Dos gestos, el de los Mossos y el de la vivienda, con los que Illa quiere asegurarse el sí de sus socios a los presupuestos.

La estrategia de la contención

El plan inicial de Salvador Illa era transitar por una legislatura de bajo perfil sin grandes aspiraciones. La estabilidad parlamentaria y la eficacia del gobierno permitían a los socialistas crecer para aumentar su mayoría en la siguiente legislatura. Para entonces el PSC sería ya el gran partido de la centralidad, y podría gobernar sin contrapesos ni deudas con nadie. 

Pero la sorprendente comodidad que se ha encontrado Illa en estos primeros cien días le han llevado a algunos errores de cálculo. Como las cesiones al Ministerio de Interior en el 112, o los intentos de contemporización con el conflicto de la vivienda.

Jéssica Albiach hablando en un podio con micrófonos en un entorno de madera.

No hay nada peor para la imagen de un gobierno que la rectificación, ya que da muestras de improvisación constante y de debilidad. Pero en el PSC son optimistas. Creen que una vez aprobados los presupuestos se impondrá la ansiada estabilidad, y ERC y Comuns perderán capacidad de presión sobre el Govern.

Hasta entonces, Illa ha dado un toque de atención a los suyos para recuperar la estrategia de la contención como principio de acción. Viendo como está el panorama en Moncloa, no son momentos para cometer errores. Ahora más que nunca hay que mantener el perfil bajo y esperar.

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