Quién podría liderar ERC tras el descalabro electoral del 12 de mayo
Suenan los primeros nombres dentro de Esquerra tras el adiós de Pere Aragonès y Marta Rovira
Esquerra Republicana afronta el enésimo proceso interno de renovación con el objetivo de no partirse por la mitad como ya ha pasado tantas veces. Marta Rovira se va y Oriol Junqueras tiene muy complicado seguir, aunque presentará batalla hasta el final.
Junqueras ya no ha contado con el apoyo de la ejecutiva y, si uno habla con militantes, parece difícil que encuentre el fervor popular que busca. Es más, aunque finalmente presente su candidatura, no se descarta que deba competir con otro militante de ERC. A partir de aquí, empiezan las quinielas para saber quién podría ser el nuevo líder republicano, la persona encargada de recuperar el partido y ser jefe de lista en unas hipotéticas elecciones.
Partimos de la base que Esquerra escogerá en noviembre a su nuevo secretario general y presidente. Normalmente, es una bicefalia que se presenta de la mano y que deber contar con el apoyo de los militantes. El objetivo conjunto de Marta Rovira y Pere Aragonès es buscar entre la nueva generación y el poder local estos dos candidatos.
Históricamente, ERC se ha movido entre dos aguas: el alma más republicana, encarnado ahora por Rufián y Tardà -y, por extensión, Junqueras-, y un corriente más nacionalista, contrario al PSC. Junqueras y Rovira unían las dos visiones en su candidatura de 2011, algo que probablemente se intentará ahora.
Damos por hecho, pues, que la dirección actual de Esquerra buscará al tándem de consenso. Otra cosa es que muchos otros no prueben de hacer la guerra por su lado y, como Junqueras, sondear apoyos. Es la lucha fratricida por el poder, tentadora y cruel. Llega, además, mientras el PSC y Junts esperan que los republicanos se mojen y decidan su posición para la investidura.
Ahora mismo ERC tiene tres opciones. Votar a Illa, subirse al camino sin salida de Puigdemont, o no moverse y acabar con nuevas elecciones en octubre. Decidirán Rovira y Aragonès mientras buscan el relevo republicano, un hecho que añade presión a un proceso ya de por sí difícil.
Los nombres que podrían liderar Esquerra
A diferencia de otras formaciones, ahora mismo en ERC no existe un relevo claro. Hay rumores, suposiciones y voluntades. Quico Sallés escribía el viernes en el diario El Món, que los dirigentes republicanos quieren mirar en el poder local. Se hablaba del alcalde de Manresa, Marc Aloy o Alba Pijoan, de Tàrrega, hasta de Jordi Viñas, alcalde de Salt.
Se trata, sin embargo, de perfiles más bajos, quizás idóneos para ser secretarios de organización, hasta secretario general, pero sin carisma para ser cabeza de cartel de Esquerra. Descartado, pues, mirar hacia los alcaldes, toca buscar entre los mandos del partido.
Y aquí sí que encontramos varios perfiles que se ajustan a lo que puedan querer Aragonès y Rovira. Uno de ellos es Raquel Sans, jefa de lista en Tarragona y que cuenta con muy buena prensa entre militantes y Calabria. Sans ha resistido mejor que los otros candidatos y escogió bien hace 3 años, declinando ser la portavoz del Govern.
Un perfil similar es el de Marta Vilalta, aunque se la relaciona más con la época Junqueras y Rovira. Vilalta era la promesa que no ha acabado de dar el salto y, además, hay otro condicionante: el papel que quiera jugar su pareja, Gerard Gómez del Moral.
Del Moral es militante histórico de ERC, estuvo en Madrid con Rufián y no se entendió e hizo un paso atrás. Hablaba también de él Sallés e hizo bien, porque puede tener peso en los próximos meses. Estén atentos.
Habrá que ver, además, los movimientos de otros presidenciables, que no han escondido sus ganas de mandar. Uno de ellos es Roger Torrent, que ya se postuló para ser el candidato en 2017 y perdió frente Aragonès. Otro es Gabriel Rufián, siempre a la sombra de Junqueras y cómodo en Madrid, eso es cierto.
Están también Juli Fernández, que queda casi descartado, y Josep Maria Jove, seguramente el más preparado pero demasiado quemado por el Procés. Podría emerger Jordi Solé, que ha estado de eurodiputado hasta que la ejecutiva se lo cargó por poner a Tomás Molina, así como Laura Vilagrà, que podría ser la voz republicana en el Parlament tras el adiós de Pere Aragonès.
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