El procesismo cae estrepitosamente en Barcelona

Las elecciones generales de este 23 de julio nos están dando muchas sorpresas. Quizás demasiadas, pero hay una de las proyecciones de las encuestas que sí que se está cumpliendo: el descalabro procesista. ERC, Junts per Catalunya y la CUP han perdido, votos, escaños y ya veremos si alguna cosa más. 

Para entender el gran descalabro procesista hay que mirar los resultados en Barcelona provincia y ciudad. Las tres formaciones han quedado por detrás del PSC, Sumar y PP. De hecho, la CUP ha quedado por detrás hasta de Vox y se ha quedado lejos del 3% de los votos necesarios para tener representación. Se trata, sin lugar a dudas, de una de las noticias de la noche: el desastre de la CUP, que sufrirá y mucho a partir de ahora, también económicamente.

El otro gran perdedor es Esquerra y Gabriel Rufián. Costaría entender que no hubiera alguna dimisión en ERC tras unos resultados malísimos. En Cataluña serán tercera fuerza con 7 diputados, los mismos que Junts, pero han perdido casí la mitad de escaños y votos. Son las segundas elecciones consecutivas donde los republicanos fracasan y en Barcelona provincia hasta el PP los ha superado en votos y en representantes.

Junts puede estar contenta a medias. Veremos si se confirma que de ellos depende el nuevo gobierno, pero de momento han fracasado en sus dos objetivos. Esquerra les ha pasado en votos, de modo que siguen siendo la segunda fuerza procesista, y han perdido un representante y se han quedado con 7 escaños.

Barcelona ha dictado sentencia y los procesistas solo han salvado parte de sus muebles -muy pocos- gracias a Tarragona, Lérdia y Gerona. La victoria del PSC es tan clara que costará de justificar. Las tres formaciones deben asumir la pérdida de votos, de representación y un futuro incierto.

La CUP entra en una dimensión desconocida, con una dimensión de partido tradicional interna pero sin dinero para pagarla. ERC ve como su legitimidad para mantener el Govern queda muy tocada y Junts sigue sin llegar a ser un partido tomado en serio para el electorado catalán. Solo una más que posible repetición electoral salvaría -otra vez- a los procesistas.