El Procés arruina Cataluña
El temor a un nuevo conflicto territorial ahuyenta a los inversores
En el laberinto de la investidura hay muchas aristas. Una de ellas y fundamental es cómo afectará el bloqueo político a la economía española. De momento, las inversiones ya se han enfriado a la espera de si se puede formar un gobierno y ante el miedo de una reactivación del Procés en Cataluña.
La situación en Cataluña es preocupante, porque 2023 empezó con un retroceso del 34,4% en capital foráneo. Es el peor inicio desde 2018. La cosa podría ir a peor si el entuerto de la investidura vuelve a reactivar el Procés.
El tejido empresarial catalán teme volver a la espantada de la inversión extranjera como en los años anteriores. Hay que recordar que desde 2016 hasta el año pasado Cataluña perdió 4.400 millones de euros en inversión extranjera. La región perdió así la privilegiada situación que vivió años atrás, cuando lideraba la atracción de inversiones en el territorio español.
El Procés arruinó Cataluña
Cataluña fue una de las regiones que más rápido se recuperó de la crisis de 2008 gracias a la inversión extranjera. En 2015 llegó a los 5.495 millones, que al año siguiente se convirtieron en 8.305. La inestabilidad política que estalló después ahuyentó las inversiones.
La reconducción del conflicto catalán volvió a calmar los ánimos y la situación ha mejorado paulatinamente. Pero el incierto panorama abierto tras el 23-J ha vuelto a suscitar inquietud. Los fondos de inversión extranjeros están recibiendo mensajes en la línea de una posible reactivación del conflicto territorial.
Cataluña sigue generando un gran interés para las compañías, que ven Barcelona como un centro estratégico de desarrollo económico. Pero el riesgo de nuevas movilizaciones resucita la inseguridad jurídica y frena la llegada de startups y empresas tecnológicas punteras. Algunas que ya están aquí se plantean incluso irse.
Empresarios preocupados
El desafío secesionista de 2017 fue el principal motivo de desconfianza que fomentó la desinversión en Cataluña. Desde entonces, la inversión no ha vuelto a recuperarse y en 2023 incluso ha vuelto a bajar. Esto contrasta con la llegada de capital extranjero en Madrid, cuatro veces por encima.
La principal preocupación ahora es la imposición del referéndum como condición para la investidura. Los inversores temen nuevas tensiones e incluso nuevos episodios de conflictividad en las calles. Algo que supondría nuevas pérdidas económicas y de oportunidades para el desarrollo económico.
Empresarios catalanes han mostrado su preocupación y han trasladado a dirigentes de Junts la necesidad de facilitar la investidura. Además, en los últimos meses ha habido un acercamiento al PSC. Los empresarios ven a Salvador Illa como la estabilidad necesaria para superar los ruinosos años del Procés.
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