La Premio Nobel de la Paz que incomoda a la izquierda
Progres y feministas llevan más de un año callados sobre lo que ocurre en Irán
Narges Mohammadi, periodista y activista por los derechos humanos, ha sido galardonada con el Premio Nobel de la Paz 2023. Se le ha concedido en reconocimiento a su denodada lucha por los derechos y la dignidad de las mujeres en Irán. Actualmente está cumpliendo una larga condena de cárcel en su país.
La designación del premio, este viernes, ha descolocado a una izquierda que siempre se ha puesto de perfil con la causa iraní. También al feminismo, que ha dejado solas a las mujeres iraníes en su lucha contra la tiranía islamista. En España y en Cataluña, la “islamofobia” ha sido el pretexto para rehuir cualquier crítica.
El Premio Nobel de la Paz puede servir para dar a conocer la figura de Nohammadi y poner en valor la lucha contra el totalitarismo islamista. El reconocimiento se produce tras más de un año de protestas en Irán. Algo tan simple como no ir tapadas puede suponer la cárcel y la muerte para las mujeres, mientras que aquí el velo islámico se idealiza y se reivindica como un acto de libertad.
El silencio cómplice de la izquierda
El estallido de las revueltas en Irán cogió a contrapié a una izquierda que tardó días en denunciar la situación, y lo hizo a regañadientes. La connivencia de los progres con el mundo islámico impidió que abrazaran la noble causa de las heroicas mujeres iraníes. En cambio, utilizan toda su vehemencia contra cualquier intento de las democracias occidentales de proteger la integridad de las mujeres musulmanas.
Narges Mohammadi fue detenida por primera vez en 2011, y encerrada varios años por ayudar a los activistas encarcelados y a sus familias. Ha pagado su oposición al régimen islámico iraní con la cárcel y los abusos. El mundo le reconoce hoy “por su lucha contra la opresión de las mujeres en Irán y sus esfuerzos por promover los derechos humanos y la libertad para todos”.
El comité que ha entregado el premio menciona también a Masha Amini, la joven de 22 años cuya muerte bajo custodia policial desató las protestas en Irán. Hoy siguen muriendo mujeres por rebelarse contra la imposición de la ley islámica. La izquierda y el feminismo han permanecido todo este tiempo en un incomprensible silencio cómplice.
Irene Montero sí se ha pronunciado
La repercusión del Premio Nobel puede servir para cambiar la perspectiva. La misma Irene Montero se ha apresurado a celebrar la designación, en un tuit donde hace referencia a “la represión, la violencia política y sexual”, pero no a la dictadura islámica. Sí menciona explícitamente el lema de la revuelta iraní “Mujer, Vida y Libertad”.
La retórica feminista del Gobierno contrasta con sus relaciones diplomáticas con países donde impera la dictadura islámica. Mujeres activistas iraníes en España denuncian el doble rasero del Ministerio de Exteriores español. Por un lado simpatizan con su causa, pero por otro se niegan a tomar medidas apelando a sus relaciones cordiales con Irán.
De momento, la consellera de Feminismes de la Generalitat, Tània Verge, no se ha pronunciado sobre el Premio Nobel de la Paz 2023. Fue la misma que este verano anunció el burkini en las piscinas. Una buena muestra de la flagrante contradicción entre este feminismo retórico y la connivencia con el islamismo opresor.
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