Podemos pone en marcha toda su maquinaria para atacar a Yolanda Díaz
Iglesias y su entorno sacan toda su artillería mediática y política contra la vicepresidenta en funciones
“Yolanda Díaz puede ser la próxima presidenta del Gobierno de España”. La afirmación la formulaba el 15 de marzo de 2021 el entonces vicepresidente del Gobierno y secretario general de Podemos, Pablo Iglesias. Lo hacía en un vídeo en el que anunciaba su dimisión del Gobierno para presentarse como candidato en Madrid contra Ayuso.
Lo que ocurrió después era más que previsible ya entonces: un fracaso rotundo de un Iglesias que abandonaba la política dos meses más tarde. Pero el ‘quid’ de la cuestión era otro: el líder de Podemos había dejado heredera en la política nacional. Yolanda Díaz, hasta entonces en un segundo plano pese a ocupar la cartera de Trabajo, era ungida como nueva líder del espacio entonces ocupado por Unidas Podemos.
Yolanda Díaz y Pablo Iglesias, historia de un desamor político
Forjada en la política municipal —Ayuntamiento de Ferrol— y regional —parlamentaria en Galicia—, Díaz conoció a Iglesias cuando le fichó como asesor. Más tarde, fue diputada ‘podemita’ en Madrid, donde estrechó su amistad con Iglesias. Y llegó el salto al Gobierno: Yolanda Díaz fue nombrada ministra de Trabajo en el Gobierno de coalición.
La convivencia con Iglesias en el ejecutivo fue llana, aunque hubo ligeras diferencias internas, como en el caso del acuerdo de presupuestos de 2020. Díaz quería intentarlo con Ciudadanos, mientras que Iglesias, que impuso su criterio, trabajó por un acuerdo con Bildu y ERC, que se acabó consumando. El punto de inflexión de la relación entre ambos llega, pues, el día de la sucesión: cuando en marzo de 2021 Iglesias pasa el testigo a Díaz, todo se tuerce.
Yolanda Díaz coge el timón de la facción morada del Gobierno y, progresivamente, acerca posiciones con el PSOE de Pedro Sánchez. Ello implica un alejamiento de las posiciones de Ione Belarra e Irene Montero, con las que la distancia se hace cada vez más pública y notoria. Las desavenencias fueron ‘in crescendo’ en la segunda mitad de la anterior legislatura.
La negociación de la reforma laboral de Díaz —con el beneplácito de la CEOE y el apoyo de C’s, pero sin el de Bildu, ERC o el PNV— supuso una primera grieta con Podemos. El envío de armamento a Ucrania o el alud de críticas a Irene Montero por la Ley Trans o la del ‘Solo sí es sí’, sin defensa alguna de Díaz, fueron nuevos campos de batalla. La vicepresidenta y Podemos terminaban la legislatura directamente enfrentados.
Sumar… pero restando a Irene Montero
La gota que colmó el vaso fue la convocatoria de elecciones generales para el pasado mes de julio. Hacía meses que Yolanda Díaz construía el movimiento que debía permitirle tomar el completo control de su espacio político, sin depender de Podemos. El nacimiento de Sumar, en un intento de unir y ampliar el panorama político a la izquierda del PSOE, suponía una amenaza para el partido fundado por Pablo Iglesias.
Pero todo se precipitó con la convocatoria sorpresa de Sánchez. Sin margen para las conversaciones y la negociación, Yolanda Díaz anunció que sería, como era previsible, la candidata de Sumar a la presidencia del Gobierno. El acuerdo para integrar a Podemos en el movimiento llegó al límite, con una sonora disputa pública y a regañadientes por parte de los morados.
El gran escollo fue el veto de Yolanda Díaz a la ministra de Igualdad, Irene Montero, muy desgastada por su acción de Gobierno durante la legislatura anterior. Díaz mantuvo su posición pese a la presión de Podemos y terminó saliéndose con la suya. Montero no formó parte de la lista de Sumar, lo que supuso un aluvión de críticas por parte de Iglesias, Echenique, Belarra y el partido morado en general.
Unas críticas que no cesaron tras las elecciones, cuando Belarra no dudó en criticar la estrategia de Yolanda Díaz. “La estrategia de invisibilizar a Podemos no ha funcionado electoralmente", lanzó la actual líder de la formación morada.
Podemos saca su artillería: Iglesias ataca sin piedad
Con la investidura de Pedro Sánchez en plena negociación y la reedición de un Gobierno de coalición sobre la mesa, ahora Podemos redobla su estrategia. La formación necesita marcar perfil para no quedar definitivamente diluida y lograr representación en el Consejo de Ministros, una gesta que no va a ser nada fácil. Las filtraciones que han trascendido dejan a los morados sin ningún representante en el Gobierno.
Ante esta tesitura, Podemos ha pasado al ataque descarnado contra Yolanda Díaz y Sumar. Esta misma semana hemos podido contemplar varios ejemplos de esta subida de tono. La asistencia de Díaz a la ceremonia de entrega del Premio Planeta ha sido utilizada por el propio Pablo Iglesias, que la comparó con la presencia de Belarra en una manifestación pro-palestina.
“A veces saber estar es saber dónde estar y dónde no estar”, lanzó Iglesias. Desde su medio de comunicación, Canal Red, Iglesias publicó un contundente editorial contra Díaz por la misma cuestión. Solo una muestra del tono utilizado: “No se entiende que[Díaz]haya aceptado no solo representar al gobierno en una ceremonia bochornosa, sino que además haya entregado el premio y besado con exageración borbónica a una de las periodistas que ha demostrado, además de dotes literarias, una notable falta de escrúpulos como profesional a la hora de atacar a Podemos”.
En el mismo medio, la exdiputada ‘podemita’ María Teresa Pérez presionaba a Yolanda Díaz sobre la negociación de la investidura. Pérez subraya que Sumar corre el riesgo de ser una mera comparsa de Pedro Sánchez. “Será un gobierno de Pedro Sánchez con personas puntuales que no pertenecen orgánicamente al PSOE, pero que permiten que se gobierne exactamente igual que lo haría el PSOE en solitario”, asegura Pérez.
Por último, el exdiputado Pablo Echenique también difundía un artículo de Canal Red que detalla las grandes diferencias entre Podemos y Yolanda Díaz. “Muchos medios te han contado la ficción infantilizadora y antipolítica de que las diferencias entre Yolanda Díaz y Podemos son personales o de estilo”, arrancaba Echenique. “Y no: a lo largo de estos años se han producido importantes diferencias de proyecto y de praxis”, remataba.
La investidura, en juego… y también el futuro de Irene Montero
Tres muestras muy recientes, pues, del paso al ataque por parte de Podemos e Iglesias contra quien fue su delfín, Yolanda Díaz. Pero, ¿por qué se produce? La respuesta es bien sencilla. Podemos trata de mantener una mínima cuota dentro del Gobierno de coalición para no quedar definitivamente enterrado del panorama político español.
Su ausencia en el Ejecutivo le conduciría a la práctica desaparición y al triunfo total de Díaz y su marca Sumar, que pasarían a tener el control absoluto del espacio.
A su vez, esta batalla también trata de salvar un nombre: el de Irene Montero. Encajada la derrota de su ausencia en las listas electorales, la inesperada posibilidad de reeditar el Gobierno supone la última bala para la ministra de Igualdad. Si existe opción remota de reconciliación entre Podemos y Sumar, pasa por mantener a Montero en el Ejecutivo.
Sería la forma de reparar el “daño” del que Podemos se considera víctima con el veto a la ministra de Igualdad. Aunque se especuló con que fuera la candidata de Podemos en las europeas de mayo, ahora los morados se lo juegan todo a una carta: de su apuesta por Montero como ministra depende el espacio político que representan.
En las próximas semanas, pues, no está solo en juego una investidura: también se decide el futuro de Podemos y el desenlace de una historia de amor-odio entre Pablo Iglesias y Yolanda Díaz.
Más noticias: