Primer plano de Pedro Sánchez con cara de circunstancias y de fondo una senyera
POLÍTICA

Pedro Sánchez respira tranquilo después de la Diada

Junts tiene ahora más que perder que el PSOE

Pedro Sánchez respira tranquilo tras el pinchazo del independentismo en la Diada del 11 de Septiembre. Para Moncloa, la desmovilización y la división demuestra que el poder otorgado por las urnas a ERC y Junts no se ajusta a su capacidad real de influencia. Por eso creen que es el momento de exigir a ERC y Junts una rebaja en sus demandas.

Así, en el PSOE ven la oportunidad de dar un vuelco al relato dominante sobre su rendición ante el independentismo. La ley de amnistía y la amenaza del referéndum han soliviantado a una parte importante de la sociedad española. En Ferraz quieren demostrar ahora que no solo no cederán al chantaje de Puigdemont, sino que una vez más Pedro Sánchez domará a los independentistas “apaciguando” el conflicto catalán.

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La Diada tiene otra lectura positiva para el PSOE, y es que se evidenció el aislamiento del independentismo radical y la vía unilateral. Esto refuerza la figura de Pere Aragonès y la estrategia de la negociación iniciada por ERC y secundada ahora por Junts.

La Diada lo ha cambiado todo

El independentismo quería demostrar este 11-S que había recuperado músculo tras años de apatía y desafección. Sin embargo, esta Diada ha sido una de las que menos participación ha tenido en la última década. 

Varias personas participan en la manifestación ‘Aquí no s'ha acabat res' contra la Cumbre Hispano-Francesa

Para el PSOE, cuya ejecutiva se reunió este lunes para trazar la estrategia de la investidura, la Diada escenificó el declive imparable en el que viven instalados los partidos procesistas. La desmovilización en las calles no es más que el reverso de la sangría de ERC y Junts en las urnas. Y eso les debilita de cara a la negociación.

Si hasta ahora era Puigdemont quien tenía la sartén por el mango en la partida de ajedrez de la negociación, ahora es el PSOE quien puede ejercer una posición de fuerza. Sobre todo, porque ahora ya queda claro que una repetición electoral no beneficiaría para nada a Junts. No solo perderían los privilegios de tener grupo propio en el Congreso, sino que se verían condenados a un más que probable batacazo electoral.

Entran las dudas en el PSOE

Ahora es Moncloa quien maneja los tiempos, y tienen claro que no abrirán la negociación real con Junts hasta que Feijóo fracase en su investidura. Esto no solo permite al PSOE ganar más tiempo, sino que añade más presión a Junts. Sobre todo al sector radical del partido de Puigdemont, que está perdiendo el paso ante el avance de los moderados.

Montaje con un primer plano de Carles Puigdemont y Pedro Sánchez sonriendo

Pero dentro del PSOE también empiezan a aparecer las dudas sobre la conveniencia de una legislatura en manos de Junts. Los de Puigdemont ya demostraron anteriormente su volatilidad, votando a favor de Sánchez en la moción de censura contra Rajoy, y bloqueando después los presupuestos para propiciar su caída. Por otro lado, cada vez parece más improbable poder aprobar la amnistía antes del debate de investidura.

Por todo ello, en Ferraz empiezan ya a asumir la posibilidad real de una repetición electoral. Además del miedo a Vox, esta vez Pedro Sánchez podría agitar también el miedo a los independentistas. En el PSOE son optimistas, y creen que el techo electoral de la derecha y el hundimiento del procesismo acercan a Sánchez a la Moncloa en unos nuevos comicios.

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