Pedro Sánchez promete girar aún más a la izquierda
Con ministros de perfil 'más político'
La amnistía, por muchos paños calientes que se le pongan, enfada todavía más de lo que contenta y, por eso, Sánchez sabe que tiene que compensar el roto. Su idea es conseguirlo con nuevos gestos hacia colectivos como los pensionistas, el precariado, el feminismo más centrado y, también, los entusiastas de la transición ecológica.
Las minorías sumadas son mayoría
Sánchez pretende hacer bueno así un principio postfelipista que formuló el difunto Pedro Zerolo, secretario de Movimientos Sociales y Relaciones con las ONG en el PSOE allá por 2014. Para Zerolo, y así lo dijo en repetidas ocasiones, el PSOE tenía que ser un partido de minorías porque muchas minorías sumadas se convierten en mayoría. Sánchez, que de ideología nunca ha ido sobrado y posibilismo sí, ha hecho de su capa un sayo y, del principio de Zerolo, casi una norma.
Agenda Social
Patxi López, portavoz del PSOE en el Congreso, llama a tal proceder “amplia agenda social” y repasa las concesiones que su jefe tiene decididas para los diferentes 'colectivos diana'. Así lo dice:
“La coalición seguirá subiendo las pensiones con el IPC y aumentando el SMI. Se reforzarán los servicios públicos, especialmente la Sanidad, y la fiscalidad será progresiva. Se redistribuirán los fondos europeos y se combatirá el cambio climático”. Son, dice, “ampliaciones de derechos para trabajadores, jóvenes, mujeres y la mayoría social de este país”.
¿Y en los mandos?
Las veleidades tecnócratas que en el anterior Ejecutivo encarnaban perfiles como el de Nadia Calviño se olvidan. Ya no se trata de proyectar fuera de nuestras fronteras un mínimo de normalidad, sino de explicitar de puertas adentro para quién se gobierna y para quién no. Sánchez habla ya claramente de un “gobierno más político”, eufemismo con el que se camufla lo que parece un Banco Azul lleno de fieles.
Sánchez quiere ministros “más combativos” con perfiles similares a los de Bolaños, Montero, Pilar Alegría e Isabel Rodríguez. A Calviño, dicen, la relevará José Luis Escrivá, que por muy independiente que diga ser, ha mostrado siempre lealtad plena al líder. Lo dicho, un gobierno de impasible ademán con adhesión inquebrantable a los principios del (nuevo) tiempo que se acerca inexorable si, al final, Puigdemont no se tira en marcha.
Más noticias: