Pedro Sánchez le gana la partida a Carles Puigdemont
La amnistía no llega a tiempo y se impone otra mesa de diálogo
Poco a poco se va despejando el camino de la investidura de Pedro Sánchez, y parece que sí habrá acuerdo. El PSOE está consiguiendo encauzar las negociaciones con Puigdemont, que ya no parece tan intransigente como al principio. El líder de Junts va asumiendo que la repetición electoral sería mucho peor, y está dispuesto a rebajar sus pretensiones.
La estrategia inicial de Junts pasaba por presentar exigencias históricas como preludio de las negociaciones. Fue así como coló la solicitud de la oficialidad del catalán en Europa o desvincular al independentismo del terrorismo en la Europol. Esto tenía que llevar a la recta final de las negociaciones con dos exigencias muy claras, una ley de amnistía antes de la investidura, y el compromiso por escrito de un referéndum de autodeterminación.
Pero han surgido dos problemas que comprometen el plan trazado por Puigdemont. Uno es que no hay tiempo material para aprobar una ley de amnistía con garantías antes de la investidura, y el otro que el PSOE no está dispuesto a pasar por el aro del referéndum. Pese a todo, Junts ha decidido que esto no será un impedimiento para seguir negociando un "acuerdo histórico".
Primer triunfo de Pedro Sánchez
La negociación entre socialistas y juntaires se está desarrollando con gran discreción, y una profunda desconfianza mutua. Junts siempre ha hablado de “hechos comprobables” porque no se fía del PSOE. Por eso exigieron que la ley de amnistía fuera antes de la investidura, para evitar que una vez investido, Sánchez se olvidara del tema.
El PSOE, también por desconfianza, quería aprobar la ley después de la investidura para evitar que Junts se echara atrás el día de la votación. Pedro Sánchez se ha anotado el primer tanto, ya que Puigdemont se ha resignado ante la imposibilidad de sacar la ley antes de la investidura. El expresident podrá pedir como mucho que se registre una proposición de ley en el Congreso para aprobar la ley más tarde.
Este ha sido un logro de Pedro Sánchez, que una vez más ha demostrado que en estrategia política no le gana nadie. El debate de investidura de Alberto Núñez Feijóo le ha permitido ganar tiempo y reducir el margen para la aprobación de urgencia de una ley de amnistía. Con ello, además, ha añadido más presión al equipo negociador de Waterloo.
Otro tanto para el PSOE
El segundo tanto anotado por Pedro Sánchez es aún de mayor calado. El PSOE advirtió la semana pasada que la exigencia del referéndum conducía automáticamente a nuevas elecciones. En Waterloo se están poniendo nerviosos, porque la repetición electoral supone perder una oportunidad histórica para el independentismo.
Ahora, Puigdemont empieza a bajar del burro y se abre a la posibilidad de una consulta pactada con el Gobierno. Es, por lo tanto, lo mismo que ya pactaron ERC y el PSOE en 2020 y que derivó en la mesa de diálogo tan denostada por Junts. Es decir, que Waterloo aceptaría el marco mental establecido por el PSOE y Esquerra.
El problema es cómo ahora presentará las rebajas Puigdemont a un independentismo resentido con sus líderes. El PSOE también ha pensado en eso, y propondrá a Junts eliminar términos como “mesa de diálogo” que recuerdan a tiempos pasados. La intención es alcanzar unos acuerdos que tanto PSOE como Junts puedan presentar como un éxito ante su parroquia.
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