Pedro Sánchez, en manos de PNV y Junts: Carles Puigdemont ya tiene una decisión tomada
Junts no apoyará una moción de censura que abriría un panorama demasiado incierto para ellos
Las acusaciones de Víctor de Aldama a Pedro Sánchez en el marco del ‘caso Koldo’ han animado a Alberto Núñez Feijóo a agitar nuevamente la moción de censura. Desde que llegó al poder, precisamente a través de una moción de censura, Pedro Sánchez nunca había estado tan debilitado como ahora. En el PP creen que es el momento de hacer un all in, antes de que el PSOE salve la legislatura con la aprobación de los presupuestos de 2025.
El problema es que a Feijóo no le salen las cuentas, y además de los votos de PP, Vox y UPN necesitará el apoyo de otros cincos diputados. Lo cual le lleva a mirar una vez más hacia PNV y Junts. O lo que es lo mismo, la legislatura vuelve a estar en manos de los siete diputados de Carles Puigdemont.
En el PP ven más difícil convencer al PNV, que lleva años demostrando una lealtad infranqueable hacia Pedro Sánchez. La volatilidad de Carles Puigdemont y el polvorín de la política catalana es el único resquicio que ven los populares de armar una mayoría suficiente para la moción de censura. Alberto Núñez Feijóo ha empezado a tantear a los socios de Sánchez, aunque el PP descarta llevar a cabo una moción de censura si no tiene atados los apoyos suficientes.
Puigdemont ha tomado una decisión
La cúpula de Junts ha sopesado nuevamente la posibilidad de sumarse a una moción de censura contra Pedro Sánchez, que finalmente ha descartado. Hay al menos tres razones por las cuales Carles Puigdemont no se plantea por ahora hacer caer al Gobierno.
En primer lugar, la crisis española beneficia a Puigdemont, porque debilita las instituciones españolas y porque obliga al PSOE a hacer más concesiones a sus socios -y en especial a Junts, que es quien tiene la llave de la gobernabilidad. Además, en las últimas semanas ha habido un acercamiento entre el PSOE y Junts en la negociación de temas clave como la fiscalidad. Finalmente, sumarse a la moción de censura obligaría a Junts a votar con el PP y Vox, lo cual empañaría su imagen hacia importantes sectores del independentismo en Cataluña.
Frente a la incertidumbre que se abriría con la convocatoria de unas nuevas elecciones, Junts opta por la estrategia más conservadora: aprovechar la debilidad del Gobierno para obtener más concesiones y, sobre todo, presionar para la aplicación de una amnistía que resuelva de una vez por todas la situación personal de Carles Puigdemont. Por lo tanto, los juntaires no se plantean por ahora apoyar una moción de censura, y prefieren esperar al desarrollo de los acontecimientos intentando sacar el máximo partido.
La resignación se impone en el PP
Desde hace semanas se ha impuesto en Junts la estrategia de no hacer caer a Pedro Sánchez sino, en todo caso, esperar a que caiga por sí solo. Mientras tanto, aprovecharán su debilidad para obtener concesiones que les permita ganar protagonismo en su particular rivalidad con ERC. Turull ya ha avanzado un inminente acuerdo “histórico” en inmigración, y además de lo que puedan obtener en la negociación de los presupuestos, presionarán para avanzar en el cumplimiento de los acuerdos de investidura.
Mientras, en Génova se impone nuevamente la resignación. No solo por la poca predisposición de PNV y Junts a arriesgar en una eventual moción de censura, sino también por los palos en las ruedas que está poniendo Vox. Los de Santiago Abascal, que ya rompieron con el PP en los gobiernos autonómicos, ahora dicen que no apoyarán una moción de censura en la que haya concesiones a los nacionalistas vascos y catalanes.
El tacticismo político de unos y la intransigencia de otros deja sin esperanzas a un PP que ya se resigna a una legislatura de Pedro Sánchez. Estas últimas horas, pese al terremoto político, una misma idea recorre los pasillos tanto de Génova como de Moncloa: si Pedro Sánchez ha conseguido sacar adelante la reforma fiscal en estas condiciones, los presupuestos de 2025 no se le pueden escapar.
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