Montaje con foto de personajes
POLÍTICA

Patrullas ciudadanas, la reacción contra la inseguridad que la izquierda critica

Los ciudadanos se sienten abandonados por la administración y se organizan para defender su seguridad

56 robos de vehículos en solo dos meses en el barrio de Las Arenas de Terrassa. Es solo uno de los datos que reflejan la situación límite en la que se encuentra la tercera ciudad más grande de Cataluña. Los robos en farmacias y en propiedades privadas se suman a la larga lista de delitos, como agresiones y okupaciones, que han convertido el día a día en una pesadilla para los vecinos.  

El aumento de la delincuencia ha llevado a los vecinos de los barrios norte-este de Terrassa a autoorganizarse para defender su seguridad. Una iniciativa polémica, muy aplaudida por sectores hartos de la inseguridad en los barrios, pero muy criticada por la izquierda. El ayuntamiento de Terrassa, gobernado por un exsocialista en coalición con ERC y Junts, ha advertido del riesgo que las patrullas vecinales pueden causar a los propios ciudadanos, y ha afirmado que la policía ya hace su trabajo.

Montaje con foto de personajes

El caso de Terrassa pone en evidencia la situación límite en muchas ciudades catalanas, y reabre a debate el fenómeno de las patrullas ciudadanas. Para algunos, representa el legítimo derecho de los ciudadanos a la autodefensa cuando se sienten abandonados por las autoridades. Para la izquierda, son grupos controlados por la extrema derecha que ponen en riesgo la convivencia ciudadana estigmatizando a colectivos vulnerables.

Parar la delincuencia 

El caso de Terrassa devuelve a la actualidad un fenómeno que no es nuevo, ya que hace algunos años se organizaron patrullas ciudadanas en otras ciudades catalanas. En Barcelona, sin ir más lejos, bandas de jóvenes se organizaron para frenar a los carteristas que abundaban en lugares como el metro. Ante la desprotección de los ciudadanos, estos jóvenes consiguieron intervenir en varios robos y neutralizar a peligrosos delincuentes habituales que se dedican a robar.

Sindicatos policiales denunciaron entonces los intentos del ayuntamiento de Barcelona de silenciar la inseguridad, y advirtieron de la creación de patrullas ciudadanas. “El aumento de la delincuencia ha provocado que se estén empezando a organizar patrullas ciudadanas en determinados barrios”, afirmó el CSIF. El gobierno municipal recordó que el monopolio de la violencia corresponde a la policía, y criticó a la extrema derecha de crear la sensación de inseguridad y fomentar la creación de estas patrullas.

Ocurre lo mismo con plataformas como Desokupa, que actúan contra la okupaciones ilegales en barrios castigados por la droga y la delincuencia, pero que son acusados de fascistas por la izquierda. Esto lleva al debate mismo sobre la seguridad, ya que según la izquierda no existe tal problema sino que es una creación ficticia de la extrema derecha para atacar a colectivos vulnerables. La realidad es que estos grupos surgen de la desesperación, cuando los responsables de la seguridad niegan el problema y abandonan a los ciudadanos a su suerte.

Vox encabeza la defensa de la seguridad

Terrassa fue el territorio donde más creció Vox en las últimas municipales, y lo hizo gracias a la defensa sin ambages del orden en una de las ciudades catalanas más castigadas por la inseguridad. Con Alicia Tomás al frente, Vox Terrassa suele denunciar siempre los delitos cometidos en la ciudad, pero la izquierda les llama fascistas por eso. El partido ha defendido abiertamente las patrullas ciudadanas, quedándose prácticamente solo en la defensa de la seguridad en esta y otras ciudades.

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