Imagen de la fachada de la Diputación de Lleida con una pancarta a favor de la amnistía y otra a favor de la autodeterminación
POLÍTICA

Una pancarta de 'autodeterminació' en una institución gobernada por el PSC

En la Diputación de Lleida, donde aporta cuatro de los trece diputados con los que ERC preside el ente provincial

Nos lo advertía, hace nada, un lector molesto con las, según él, “sábanas impropias de una institución” que ornan la fachada de un edificio no menor: el de la Diputación de Lleida. En su fachada más vistosa –que no principal, porque la principal da a la calle del Carme- lucen dos pancartas con las palabras Amnistia y Autodeterminació. Estos controvertidos términos saludan a cualquiera que se dé una vuelta por la Rambla Ferran, que vendría a ser en Lleida algo tal que el Paseo de Gracia en Barcelona. Lo curioso del caso es que allí, en la Diputación, gobiernan ERC, PSC y Ara Pacte Local, una plataforma de alcaldes y concejales vinculados al PDeCAT.

¿Qué cuentan desde la Diputación?

De entrada, se muestran “sorprendidos” por el malestar de nuestro lector e indican que las pancartas llevan allí desde el pasado mandato. Señalan, en concreto, que se instalaron en el período 2019-2023, cuando el actual presidente del ente (Joan Talarn) gobernó ya gracias al apoyo de ERC –su partido- y lo que entonces, se llamaba JxCat.

Las pancartas, explican, han estado allí "siempre desde entonces" y su mensaje ha ido “variando” en función del “momento político”. Ahora, por ejemplo y según explican, incluyen dos de los conceptos "clave" de las negociaciones para la investidura de Sánchez. 

En otros, “momentos” se solicitaba mediante estas pancartas la "libertad" de los autodenominados “presos polítics”. Durante los períodos electorales, y para evitar problemas, las pancartas se mantenían allí, pero en blanco. El Caso Torra, parece, alertó a más de uno.

Fachada del Ayuntamiento de Torres de Segre con una pancarta a favor de la autodeterminación, una bandera feminista y otra a favor de la 'payesía'

Lleida, territorio singular

El caso de la Diputación de Lleida no es único en instituciones de la provincia en las que el PSC comparte responsabilidades de gobierno con partidos procesistas. En Torres de Segre, municipio agrícola de 2.300 vecinos situado a unos 15 km de la capital, gobierna la CUP con el apoyo de ERC y el PSC.

Allí, en el balcón del Ayuntamiento, hay de todo menos, claro, la bandera española. En el balcón central, una pancarta negra con letras blancas advierte de que la “autodeterminació” es “un dret universal” y no un “delicte”. A la izquierda hay una pancarta con el puño feminista y, a la derecha, una pancarta en apoyo a la “pagesia” y en defensa “del món rural”.

Las únicas banderas presentes son las de Catalunya y la del municipio. En la Diputació de Lleida, hay que indicarlo, la bandera de España sí está.

Imagen de la fachada del Ayuntamiento de Alcarrás

En Alcarràs, a cinco minutos de Torres, gobiernan Junts y ERC aunque las elecciones las ganó el PSC, con Manel Ezquerra al frente. Allí, en la fachada, no hay ni pancartas ni banderas. Durante el pasado mandato, el entonces alcalde, Jordi Janés, fue conminado a colocar la bandera española en la fachada. La presencia de pancartas relativas a los "presos politics" y la de banderas independentistas era habitual, pero la de la bandera de España, no.

El proceder adoptado para atender al requerimiento fue, ciertamente, peculiar: la ubicaron un día el mástil –enrollada, para que no ondease- e hicieron una foto que enviaron a las autoridades competentes. Después, la quitaron.

Si les preguntaban de nuevo por la bandera, decían que estaba “en la lavandería”. Ahora, parece, el actual alcalde, Gerard Companys -suya fue la idea de lo de la lavandería-, debe haber enviado todas las banderas a la lavandería a la vez. Y el establecimiento en cuestión debe de estar hasta arriba de trabajo. 

La Ley de Banderas de 1981 obliga a que la bandera de España ocupe lugar "preeminente" si se utiliza junto a otras banderas. Que no ondee ninguna, también es legal, así que en Alcarràs parece que hay alguien que quiere evitarse problemas sin ser tildado de 'botifler' por el procesismo local. ¿Mejoran todos estos manejos en algo la vida de los vecinos? Esa, y no otra, es la pregunta que más de un edil o diputado debería hacerse.

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