El nuevo ciclo del PSOE que empieza este domingo
Pedro Sánchez se prepara para sus horas decisivas
Nada es igual tras unas elecciones, pero la derrota siempre tiene consecuencias más graves. En Ferraz lo saben bien, y aguardan con calma tensa unos resultados que pueden marcar un antes y un después. Aunque nadie lo dice en voz alta, cunde la sensación de estar ante el adiós definitivo de Pedro Sánchez.
Desde la convocatoria de elecciones anticipadas, el candidato a la reelección ha intentado transmitir optimismo entre los suyos.
Sánchez está acostumbrado a nada a contracorriente, pero esta vez es diferente. La realidad es que en el PSOE hace tiempo que cunde el desánimo y la apatía. La distancia entre los barones y el secretario general es cada vez mayor, pero no hay una alternativa clara y todos optan por callar.
El desplante de todos menos Salvador Illa en el último congreso extraordinario ya evidenció la soledad del líder. Dicen que avanzó las elecciones precisamente para evitar el ruido de sables dentro de su partido. Ahora, su única salida es una victoria milagrosa o una derrota por la mínima.
Sánchez ha planteado estas elecciones como un plebiscito a su liderazgo dentro del partido, y ha apostado al todo o nada. Así que para bien o para mal, resulta evidente que se enfrenta a horas decisivas para él.
El PSOE busca nuevos líderes
En el peor de los casos, una severa derrota daría alas a los barones que piden un congreso inminente para iniciar la renovación. Serán días difíciles para el partido. El relevo de pesos pesados como García-Page, Javier Lambán y Ximo Puig, abre un proceso complejo en pleno vacío de poder.
En el partido reconocen veladamente que las consecuencias de esta renovación son del todo inciertas. Por no haber, ni siquiera hay una clara alternativa a Pedro Sánchez. En el partido tienen claro que el nuevo liderazgo tiene que recaer en una mujer, y en las quinielas están María Jesús Montero, Pilar Alegría e Isabel Rodríguez.
También suenan opciones como la línea continuista de Salvador Illa o, aunque menos probable, el retorno de Susana Díaz. Tampoco se descarta que aparezca un candidato desconocido, como ocurrió con Zapatero. En todo caso, el gran beneficiado será Feijóo, que podrá gobernar con la oposición transitando por una larga travesía del desierto.
Sánchez quiere aferrarse
La victoria del PSOE parece descartada, y aún más lejos queda la posibilidad de reeditar una mayoría de izquierdas. Ante esto, una derrota por la mínima sería el mal menor. Como Felipe González en 1996, Sánchez podría seguir al frente del partido un tiempo más para pilotar su sucesión.
El candidato socialista tiene claro que si PP y Vox no suman no facilitará la investidura de Feijóo. El bloqueo político y la repetición de elecciones le benefician, porque seguiría como presidente en funciones y ganaría tiempo. Podría esperar desde su posición de poder ver como la derecha se desgasta.
Todas las situaciones son posibles, pero todas, tarde o temprano, desembocan en el adiós de Sánchez. Los más pesimistas ven una ola conservadora durante años en España, con un PSOE sin líderes y sin poder autonómico. Los más optimistas ven a un PSOE resarciéndose desde una oposición constructiva hacia el PP y contra Vox.
Adiós al sanchismo
Si el futuro de Pedro Sánchez tras el 23-J sigue siendo una incógnita, en cambio el futuro del sanchismo parece sentenciado. Cada vez más voces internas coinciden en la necesidad de dar un portazo definitivo a la aventura con los extremos. Se impone la línea moderada que pide un acuerdo de estado con el PP.
Mientras Pedro Sánchez esté en el poder, la coalición PP-PSOE está descartada. Pero si Sánchez se va, es más probable que el partido dé un volantazo al centro e intente desafiar al tsunami conservador desde una oposición útil. La idea sería aislar a Vox y pactar con el PP los grandes temas de estado.
Esto permitiría al PSOE ganar tiempo para encontrar un líder fuerte y presentarse en unos futuros comicios como un partido de Estado. Además, sus exsocios como Sumar y ERC, ya sin poder, se irían desgastando cediendo más espacio al PSOE. Si algo queda claro es que España puede estar a pocas horas de decir adiós al sanchismo.
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