Nervios y dudas en el PSOE y Sumar tras el desastre de Galicia
Los partidos que integran el Gobierno sufrieron un auténtico descalabro en las elecciones del 18 de febrero
Aunque apenas ha transcurrido una semana, las elecciones autonómicas en Galicia, celebradas el pasado domingo 18 de febrero, parecen un episodio lejano. El resultado de los comicios fue contundente y no hubo ocasión para sorpresa alguna, pese a las dudas que sembraban algunas encuestas. Por quinta ocasión consecutiva, el PP volvió a barrer al resto de fuerzas en las cuatro demarcaciones de la región.
Ni un candidato que debutaba como cabeza de cartel —Alfonso Rueda— ni los buenos augurios para el BNG hicieron tambalear la hegemonía popular. Desde el primer hasta el último minuto de la noche electoral, el PP se mantuvo en una mayoría absoluta que acabó cifrándose en 40 escaños. Un resultado, en definitiva, muy contundente y que deja claro que Galicia aprueba de forma holgada la gestión del PP en la Xunta.
El escenario no presenta, pues, novedad alguna por lo que se refiere al gobierno gallego. Sin embargo, sí deja jugosas conclusiones si observamos la galería de derrotados de estos comicios autonómicos. Más allá del crecimiento del BNG y de la irrupción de Democracia Ourensana que deben analizarse en clave gallega, el 18 de febrero fue una jornada clave para el PSOE y Sumar.
Una debacle sin precedentes: el Gobierno, con 9 de 75 diputados en Galicia
Si un resultado sorprendió el pasado domingo en Galicia fue el del PSdG, la marca de los socialistas gallegos. La que tradicionalmente había sido la segunda fuerza en la región —ya lo había dejado de ser en 2020 por un puñado de votos— se descalabró de un modo escandaloso. Los socialistas obtuvieron, en 2016 y 2020, 14 escaños, en ambos casos su mínimo histórico.
Sin embargo, el pasado domingo su nuevo candidato, José Ramón Gómez Besteiro, batió la marca con contundencia. El PSdG bajó de los dos dígitos y quedó con nueve parlamentarios tras lograr también la peor marca en votos, un 14%. En definitiva, un resultado nefasto para los socialistas gallegos.
Los nueve socialistas serán los únicos parlamentarios de partidos del Gobierno en Galicia. Esto es así porque si el PSOE se descalabró, Sumar obtuvo un resultado irrisorio. La candidatura de Yolanda Díaz en su tierra natal fue un fracaso estrepitoso, con apenas 28.000 sufragios, un 1,9% muy alejado del 5% mínimo que permite obtener representación en cada provincia.
Ambos fracasos, el del PSOE y el de Sumar, han evidenciado esta semana la apertura de un nuevo momento en la política española. Tras el endemoniado resultado del 23-J y el posterior pacto del PSOE con las fuerzas nacionalistas e independentistas, Galicia era la primera evaluación para el nuevo Gobierno. Tras el suspenso sin paliativos, los nervios y las dudas se han apoderado de las dos formaciones.
El PSOE rehúye el voto de castigo a Sánchez
El relato del PSOE desde el pasado lunes es muy claro. La instrucción pasa por aislar el resultado de Galicia de la variable de la amnistía y el pacto con los independentistas. Y el objetivo es evidente: mitigar al máximo posible el desgaste de Pedro Sánchez y la idea de voto de castigo por sus concesiones a las fuerzas independentistas, especialmente a Junts per Catalunya y Carles Puigdemont.
“Se ha votado en clave territorial”, afirmaba el pasado lunes la portavoz del PSOE Esther Peña. “La amnistía no ha supuesto ni ha sido un factor que haya definido el resultado electoral”, dijo. Una lectura que no comparten determinados sectores del partido, con el presidente de Castilla-la Mancha, Emiliano García-Page, al frente.
Page afirmó que la amnistía había afectado al resultado socialista en Galicia y la demoscopia le da parcialmente la razón. Si bien la mayor fuga de votos del PSdG fue al BNG, alrededor de un 8% de votantes de Sánchez el 23-J optaron por Rueda en Galicia. Y en ese nicho del electorado, nada despreciable pese a no ser muy elevado, la amnistía sí pudo ser un factor clave.
En cualquier caso, el resultado en Galicia ha vuelto a avivar las —por ahora, pocas— voces internas críticas con Sánchez. Además de sus pactos con los independentistas, le achacan un exceso de control sobre las federaciones autonómicas. Los nervios parecen ir ‘in crescendo’ en Ferraz y el futuro inmediato no invita al optimismo.
Las elecciones vascas del 21 de abril auguran al PSE un papel secundario, de muleta del PNV o Bildu. Los comicios europeos, que se celebran el 9 de junio, no son tampoco el escenario idóneo para dar la vuelta a la situación. Se avecinan curvas para los socialistas.
Sumar o el ridículo de Yolanda Díaz que puede desgastar al Gobierno
Y si la situación en el PSOE ya es un mar de dudas, en Sumar el temor es mucho mayor. El proyecto político de Yolanda Díaz se encuentra alzando el vuelo, pero la sensación actual, tras el resultado gallego, es, precisamente, que este vuelo podría ser gallináceo. El 23-J, Díaz logró 31 escaños que quedaron en 26 —ahora 27— por la ruptura con Podemos.
En Galicia, la tierra natal de Yolanda Díaz, se libraba la primera batalla de Sumar respecto a su implantación territorial. Parecía un territorio favorable y, aunque ninguna encuesta lo aseguraba, en muchas de ellas Sumar tenía opción de obtener representación. Pero si el papel lo aguanta todo, la realidad es mucho más cruda.
Sin alcanzar siquiera el 2% de los votos, Yolanda Díaz y su candidata Marta Lois obtuvieron un resultado ridículo; muy alejado de cualquier expectativa. Ahora, el miedo es que la situación se repita en las elecciones vascas, donde el escenario para el partido se plantea similar. Sería la peor forma de concurrir a las elecciones europeas, donde la candidatura deberá competir contra Irene Montero como cabeza de cartel de Podemos.
Si bien los 'podemitas' se hundieron en el desastre más absoluto en Galicia —menos del 0,3% del voto, por debajo del PACMA—, Montero podría ser el bálsamo del partido en Europa. Ello dificultaría aún más las cosas a Sumar, que puede convertirse en cuestión de semanas en un débil eslabón del Gobierno.
Cabe tener en cuenta, además, que la plataforma de Díaz es un conglomerado de partidos que, si se ven en un proyecto desnortado, podría acabar por fragmentarse y dejar a la izquierda del PSOE en estado crítico. Una situación que, de paso, situaría al Gobierno de Sánchez —ya muy frágil ‘per se’—, en un trance muy delicado.
Galicia ha sido, en definitiva, solo el primer capítulo de un serial que puede poner la legislatura patas arriba. Euskadi y Europa son los siguientes episodios de un ciclo político que puede herir de muerte a los dos socios de Gobierno y al ejecutivo en su conjunto.
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