El poder mediático catalán ya no puede ocultar el problema de la inseguridad
Los medios han pasado del silencio a la información sesgada
El debate migratorio ha irrumpido con fuerza en la sociedad catalana tras mucho tiempo de silencio autoimpuesto. Ha ayudado a ello el auge de formaciones como Aliança Catalana, que han roto el tabú de la inmigración. Pero también el hartazgo de una parte importante de la población tras los conatos de violencia e inseguridad.
La rebelión de los alcaldes del Maresme, que piden expulsar a los inmigrantes con delitos multirreincidentes, ha roto el debate. Tanto, que los medios catalanes, hasta ahora partidarios de silenciar este tema (imponiendo incluso cordones sanitarios mediáticos a formaciones como Vox o Aliança Catalana), ya no pueden seguir ocultándolo. Aunque a veces esto supone pasar del silencio a la información sesgada.
Es lo que pasó por ejemplo con el desalojo de un bloque ocupado en el barrio de la Salut de Badalona, el viernes pasado. O con la expulsión de otro edificio ocupado en Figueras. En ambos casos el ayuntamiento echó a los okupas, todos extranjeros, que causaban problemas de incivismo e insalubridad.
Los medios subvencionados, en especial TV3, dieron voz a los okupas y las entidades que les defienden pero no a los vecinos que sufren los problemas de incivismo. En el caso de Badalona, de una forma muy evidente, aprovecharon para cargar contra el alcalde Xavier García Albiol (PP). Aunque tanto él como el alcalde de Figueres, Jordi Masquef (Junts), han recibido el apoyo masivo de los vecinos.
Lo cual no hace más que evidenciar la distancia creciente entre los medios y los ciudadanos en Cataluña. Pese a que ya no pueden seguir escondiendo el problema de la inseguridad, siguen evitando hablar de “extranjeros” o “inmigrantes”, y se refieren a ellos como “jóvenes”. Además, estigmatizan cualquier opción política contraria como “extrema derecha” y adjetivos por el estilo.
El caso de Calella
Otro ejemplo lo tenemos en Calella. Tras destaparse que once inmigrantes acumulan más de 260 detenciones, el caso ha sido muy debatido. El pasado fin de semana, uno de los diarios más subvencionados en Cataluña decidía abordar la cuestión. El Diari Ara lo hacía bajo el mantra de que el problema no es la inseguridad, sino la sensación o percepción de inseguridad.
Para ello, remarcaban que algunos delitos se han reducido respecto al período entre octubre de 2021 y el del 2022, como los robos en vehículos y en domicilios. Eso sí, también tuvieron que admitir que el global de delitos había aumentado un 19%. Pero lo relativizaban apuntando que básicamente se debía al incremento de hurtos y estafas y que en el período anterior aún había restricciones por la pandemia.
El debate inmigratorio divide al procesismo
TV3 y los medios subvencionados siguen el discurso oficial del procesismo en cuestiones conflictivas como la inmigración. Pero el debate migratorio ha roto también el bloque del procesismo, que hasta ahora parecía inquebrantable. Junts, que se había visto arrastrado por los postulados de ERC y la CUP, muestra ahora signos de división.
Una parte del partido apoya a los alcaldes del Maresme que piden más mano dura para combatir la delincuencia. ERC y la CUP acusan a Junts que apoyar estas posiciones, que consideran racistas y de extrema derecha. Afirman que el partido de Puigdemont está comprando el discurso de Aliança Catalana.
El hecho de que estos temas ya aparezcan en la prensa subvencionada anuncia un cambio de paradigma en la sociedad catalana. Los medios ya no pueden seguir ocultando lo que es un clamor en la calle. Ahora, los sectores reticentes a afrontar esta realidad tratan de presentar la información a su antojo.
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