Los datos desmienten el relato del procesismo con 'Rodalies'
Generalitat y Ministerio se pelean a propósito de las incidencias en 'Rodalies' y olvidan que, tras los números, hay gente que sólo quiere llegar bien al trabajo
En comunicación corporativa, nadar contracorriente no es que no sea fácil; es que es imposible. En medio de una crisis de reputación como la que sufre 'Rodalies' desde hace décadas, jugar a eso es mal negocio. Tratar de que el respetable trague a palo seco un mensaje diametralmente opuesto a lo que percibe cada día sobre un producto o servicio concreto es suicida.
Y lo es tanto como querer culpar al otro implicado en el desastre en curso de algo en lo que las culpas son equivalentes y compartidas. Esas dos cosas, y no otras, es lo que han intentado hacer la Generalitat, el Ministerio de Transportes, Adif y Renfe con las antiguas Cercanías hoy traspasadas a medias. Según parece, les importaba más culparse unos a otros que solucionar un problema que se arrastra desde hace décadas.
¿Qué ha ocurrido?
El suicidio reputacional de unos y otros tuvo lugar el 3 de octubre. Fue, además, un día difícil en ese calvario cotidiano -los anteriores no fueron mejores- que es usar Rodalies de Cataluña en el área metropolitana de Barcelona. Por su calibre, mocha parejo con aquello de los hilillos de plastilina; pero con un agravante: aquí, el disparate se refiere a un servicio cuyas carencias sufren cada día millones de personas. El primer acto tuvo de 'prota' a Patrícia Plaja, portavoz de la Generalitat.
Ella misma, en la rueda de prensa posterior a la reunión semanal del Govern, indicó que en Rodalies se registran “más de dos incidencias al día”. Éstas, dijo, afectaron “a más de 22.500 trenes”. Presentó, además, un informe del Departament de Territori. En él, se indicaba que, sólo durante 2022, 831 incidencias generaron retrasos superiores a 100 minutos.
Todas ellas, señaló, fueron “atribuibles a la infraestructura o a los trenes”. La primera, depende de Adif y los segundos, de Renfe. El servicio (Rodalies) lo gestiona la Generalitat desde 2010. Ahora, quieren gestionar también infraestructuras y trenes; pero, de momento, más allá de pasar de llamarse 'Cercanías' a denominarse 'Rodalies', poco o nada ha cambiado.
¿Por qué? Pues porque, aunque se queje mucho nuestro President en Twitter, las inversiones en infraestructuras y trenes se fijan en los PGE. Sí, los mismos que ERC y demás amigos llevan años aprobando sin discutirlos y, quizá, sin leerlos tampoco.
La otra parte contratante
La respuesta a las invectivas de Plaja no se hizo esperar. El mismo día 3, el Ministerio de Transportes, Adif y Renfe contestaron. Sí, lo que decía Plaja era cierto: 22.500 trenes registraron problemas en 2022, pero “otros 278.000 circularon con absoluta puntualidad”.
En sí, nada que objetar, porque el dato es cierto y la veracidad, en comunicación corporativa, es clave. El problema es que, también, lo es el respeto a los afectados. Decir que sí, que vale, que aunque 22.500 trenes registraron retrasos, otros 278.000 no lo hicieron es, para muchos, casi una burla. En Twitter, que ahora se llama X, está lo que opinan las víctimas de la incompetencia de unos y otros.
En su comunicado, el Ministerio, Adif y Renfe detallaban con diligencia –la misma que no se aplica al servicio- las diferentes inversiones en curso. Y, sí, también son ciertas todas. Pero salta a la vista que no son suficientes. No se trata de ver quién tiene la culpa: se trata de solucionar el problema.
Pretender que deje de ser noticia que un perro, dos o 22.500 muerdan a un hombre porque hay 278.000 que no muerden a nadie es un disparate. Tan grande como pretender que te traspasen la gestión de un servicio que, tras más de diez años de gestión catalana, ha mejorado poco o nada. Luego, eso sí, unos y otros tratarán de animar al respetable a no coger el coche. Con todo, lo mejor es lo de Ester Capella, consellera de Territori. Cuando te dejan tirado, debería tomar nota, te dejan 'en la estacada'. Lo de 'la estocada' es otra cosa.
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