Las imágenes que muestran como ha cambiado la fisonomía de muchas ciudades catalanas

Este miércoles el usuario @ModoAlt publicaba en la red social X un video de la ciudad de Lérida. En este video se ve una plaza con cientos de africanos en ella, reunidos en lo que parece algún tipo de fiesta diurna. Hasta hace poco unas imágenes así habrían sido recibidas con sorpresa e incredulidad, pero cada día es un fenómeno más común, no solo en Cataluña, sino en toda Europa.

Lérida tiene más de 140.000 habitantes, de los cuales un 21,5% son extranjeros, un total de 30.700. En tres distritos (dos de los cuales son de los más poblados de la ciudad) la cifra de inmigrantes se acerca al 30%.

En general, el perfil de estos inmigrantes es joven, con una formación baja o nula y culturas y valores muy diferentes de los europeos occidentales. El video está acompañado de un comentario en referencia a la intempestividad de la fiesta en Lérida. “Ahí están partiéndose el lomo por pagar la pensión contributiva de tu abuela”. 

Cataluña está especialmente afectada por este tipo de inmigración, además de sostener una población inmigrante muy superior proporcionalmente al resto de España. La prueba del algodón es la altísima natalidad extranjera en Cataluña. En 2018, un 43% de los nacidos en la provincia de Lérida tenían al menos un progenitor de nacionalidad extranjera.

Además, no es un fenómeno aislado, en Gerona este dato era un 49% el mismo año, en Barcelona un 42% y en Tarragona un 41%. Por todo el país cada vez se ve más claro este cambio demográfico. Ciudades pequeñas como Cervera, Manlleu, Tortosa, Mollerussa o Roses tienen todas más de un 20% de población extranjera. 

La velocidad de esta llegada de inmigrantes se ha acelerado en los últimos años, habiendo llegado a su pico en 2019 y disminuyendo con la pandemia. Actualmente, cerca del 40% de los habitantes de Cataluña entre 25 y 40 años son extranjeros.