Montatge amb Carles Puigdemont, Pere Aragonès i Salvador Illa amb el Parlament de fons

POLÍTICA

Las elecciones catalanas podrían llegar antes de lo pensado

Todas las informaciones apuntan que Pere Aragonés quiere agotar la legislatura, pero hay una posibilidad cada vez más real que las elecciones al Parlament sean en el segundo semestre de 2024

Las próximas elecciones al Parlament de Cataluña se deberían celebrar antes del 31 de marzo de 2025. La intención del Govern de Pere Aragonès era la de apurar mandato y todo parecía encaminado a una convocatoria electoral para febrero, de aquí 15 meses. Había varios motivos para pensar que ERC quiere apurar la legislatura y que Junts y el PSC ya les va bien, pero la política catalana cambia a marchas muy rápidas.

La fragilidad del president de la Generalitat es una evidencia. Su gobierno cuenta con tan solo 33 diputados de 135 en el Parlament. Pese a este dato, ha conseguido sacar adelante los presupuestos gracias al contexto político en Madrid. Los votos de ERC son necesarios para el PSOE, de modo que Salvador Illa ejerce una oposición benévola. 

Montaje de fotos de Pere Aragonès, con rostro serio, y de fondo una imagen difuminada del Senado

El problema para Esquerra es que ha perdido votos y cargos electos en todas las elecciones desde el 2021. Las perspectivas electorales no son buenas y el liderazgo de Pere Aragonès es limitado. Parece lógico, pues, que quiera llegar hasta 2025, porque todas las encuestas señalan una victoria tan clara del PSC que casi no hay margen para mantener la Generalitat. 

Tenemos a un PSC que depende de Moncloa y una ERC que prefiere, a priori, dejar pasar el tiempo a ver si en un año las cosas pintan mejor. La partida cuenta con un tercer jugador, Junts per Catalunya, que se fue del Govern y endureció su discurso contra Aragonès. Los de Puigdemont tenían hasta hace poco un problema añadido: no había candidato para la presidencia de la Generalitat.

Escribimos en pasado porque todo esto ahora podría cambiar con la ley de amnistía. Hasta hace cuatro meses Junts per Catalunya buscaba desesperadamente un nuevo jefe cartel. Con los líderes del Procés KO y Laura Borràs inhabilitada, no había nadie con cierto tirón. Junts, por tanto, no tenía prisa en forzar nuevas elecciones: Esquerra se iba desgastando sola y el partido ganaba tiempo para encontrar candidato. Pero claro, todo ha cambiado desde el 23 de julio.

Plano general del Parlament de Catalunya con los diputados votando una moción

La batalla interna de Esquerra, el retorno de Puigdemont y vía libre para Illa

Despejada la margarita de Pedro Sánchez, la política catalana vuelve a mirar hacía el Parlament. Y hay tres factores que han cambiado y condicionan -de qué manera- el tempo electoral. De un lado la ley de amnistía significaría el retorno sin cargos de Carles Puigdemont y la posibilidad de ver a Junqueras siendo otra vez cargo público.

Oriol Junqueras sigue siendo presidente de ERC y no esconde que le gustaría volver a la política activa. Su percepción es que Pere Aragonès ocupa un cargo que debería ser suyo y que le ha "guardado el sitio". El problema es que el actual President de la Generalitat quiere repetir y habrá batalla interna. O no.

La ley de amnistía aún tardará unos meses en aplicarse, quizás un año. Si los comicios autonómicos son, por ejemplo, en junio, septiembre o octubre, es posible que Junqueras no puede ser aún candidato. Jugada maestra. 

Montaje con un plano medio de Salvador Illa mirando a cámera y otr de Carles Puigdemont hablando en una rueda de prensa. De fondo, una imagen difuminada del hemiciclo del Parlament de Cataluña

Cogería también de improvisto a Junts per Catalunya. Se entiende que Carles Puigdemont no habría vuelto, aunque se da por hecho que será el candidato a las Europeas de este 2024. Él mismo se ha descartado para la Generalitat en círculos íntimos y todos los dedos señalan a Rull o Turull. Lo que pasa es que tampoco podrían ser candidatos si se avanzan las elecciones a mediados de 2024.

Aragonès sería candidato y Junts tendría que buscar a alguien que no deba ser amnistiado, en resumen. Sería una jugada lista por parte del actual president en clave puramente electoral.

Pero además, quizás sería su única salida: Salvador Illa podría no aprobar los presupuestos de 2024 y retirar su apoyo tácito. El líder del PSC lleva tiempo esperando su momento por las necesidades de Pedro Sánchez, pero quizás ha llegado su hora. Demasiados motivos encima la mesa para no agotar la legislatura, pues.