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POLÍTICA

Kosovo, Haití, Somalilandia, y ahora Palestina: el procesismo ya tiene otro referente

El reconocimiento del Estado Palestino por el Gobierno español da alas al independentismo catalán

El independentismo catalán siempre ha necesitado referentes internacionales para reforzar sus argumentos sobre el derecho a la autodeterminación. En su momento apelaron a la vía eslovena como camino a la independencia, y enarbolaron las banderas de Kosovo, Quebec, Córcega, Irlanda del Norte, Montenegro, Haití e incluso Somalilandia. Ahora, el reconocimiento del Estado de Palestina por parte del Gobierno de España ha propiciado un nuevo referente internacional para el procesismo en horas bajas.

Los medios afines a los partidos procesistas han destacado el avance que supone este reconocimiento desde la perspectiva catalana. “España rompe finalmente con su obsesión diplomática y reconoce una independencia unilateral y no negociada”, dice el director de Vilaweb, Vicent Partal. No son pocos los independentistas que ven como algo significativo que el presidente español lidere el reconocimiento del Estado Palestino, y que esperan que reavive la cuestión catalana en Europa.

El problema es que la cuestión palestina sigue generando división dentro del movimiento. El independentismo de izquierdas del entorno de ERC y las CUP es claramente propalestino, pero hay una parte del independentismo conservador en torno a Junts que es proisraelí. Esto explica las contradicciones que han aflorado esta misma semana, sin ir más lejos, cuando Carles Puigdemont quiso sacar pecho por una concentración propalestina en Barcelona.

De hecho, Junts es quien más incómodo se siente con el paso dado por Pedro Sánchez. Por un lado, reconocen en el gesto un importante valor simbólico, porque es la primera vez que España reconoce un Estado no surgido de la legalidad internacional y eso sienta un importante precedente para Cataluña. Pero por otro lado, compromete la afinidad histórica del nacionalismo catalán de derechas hacia el sionismo y el Estado de Israel.

Referentes sin filtro

En septiembre de 2017, en pleno apogeo del Procés, la Generalitat invitó a cuatro expertos internacionales para avalar el referéndum de autodeterminación en Cataluña amparándose en el ejemplo kosovar. Kosovo es un estado fallido en el corazón de los Balcanes cuya aspiración a la independencia nace de un crudo conflicto étnico con centenares de miles de muertos. Nada de eso impidió a los líderes catalanes utilizarlo como referente, pese a que muchos de ellos ni siquiera sabían donde estaba Kosovo.

Lo mismo pasó con la “vía eslovena” y el caso montenegrino, sumiendo al independentismo catalán en una flagrante contradicción. Por un lado rechazan el término “balcanización” utilizado recurrentemente por el unionismo, pero a la vez recurren a las traumáticas independencias de los estados balcánicos para justificar su causa. 

Lo mismo sucede con Irlanda del Norte, un conflicto que dejó miles de muertos pero que Carles Puigdemont utilizó como paralelismo de su acuerdo con el PSOE. “Lo que planteará Waterloo en la fase final de los acuerdos de investidura es emular los Acuerdos de Viernes Santo de 1988”, decía hace unos meses Pilar Rahola, en referencia al referéndum como exigencia para poner fin al conflicto. Por cierto, una Pilar Rahola que ha criticado duramente el reconocimiento del Estado Palestino por parte de Pedro Sánchez y que se niega a utilizarlo como referente para Cataluña.

La causa catalana, olvidada

Si Québec o Córcega podían dra algo de prestigio a la causa catalana, en cambio ejemplos como el de Kosovo, Irlanda del Norte o Palestina parecen más bien quitárselo. Kosovo es un estado fallido, Irlanda del Norte se vio inmerso en una guerra sangrienta, y Palestina está vinculada con el terrorismo. Pero no acaba ahí la cosa, porque en el listado de referentes internacionales del procesismo están también Haití, Taiwan y Somalilandia.

La contradicción es que mientras el independentismo sigue buscando referentes internacionales, su causa va siendo cada vez más olvidada. El fracaso del procés ha demostrado entre otras cosas la ingenuidad de los líderes procesistas cuando decían aquello de “Europa ens mira”. La comunidad internacional, que entonces no acudió al rescate como muchos esperaban, ahora parece tener cada vez menos interés en esta causa perdida.

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