El secretario general de Junts per Catalunya, Jordi Turull, interviene durante una rueda de prensa en la sede del partido, a 29 de mayo de 2023, en Barcelona

POLÍTICA

Junts se mete en un callejón sin salida

Tomen el camino que tomen, están condenados a pagar los costes de su decisión

“No está en riesgo la legislatura, si acaso la amnistía”, dice el PSOE, y promete no moverse ni un ápice de las líneas rojas marcadas hasta ahora. “Si el PSOE no se mueve”, responde Junts, “estará incumpliendo el acuerdo”. Jordi Turull amenaza, o la amnistía es total e inmediata, o el Gobierno de Pedro Sánchez caerá.

El independentismo radical ha amanecido hoy eufórico con el portazo de JxCat a la ley de amnistía en el Congreso. Ellos lo tienen claro, la amnistía es un error en sí mismo porque supone aceptar el perverso juego de los partidos españoles sin ninguna garantía. Así es como Junts se ha metido en un callejón sin salida.

El PSOE dice que no cruzará las líneas rojas y Junts amenaza con romper el acuerdo. Si esto no sucede, Junts acabará aprobando una amnistía que pese a todas las enmiendas seguirá sin convencer al independentismo. Si finalmente se rompe, el independentismo perderá su posición de fuerza y una oportunidad para relanzar el proyecto fallido.

El escenario que se abre entonces es muy incierto, porque realmente no existe un proyecto sólido que reemplace el viejo procesismo. Ni la lista cívica ni el independentismo identitario prometen una mayoría amplia, y siguen acusando el problema principal del movimiento, la desmovilización. La pregunta es si pese a todos los aspavientos, al independentismo le queda otra salida que la ley de amnistía para el rearme estratégico.

La difícil elección de JxCat

En el estado mayor de Junts confían en un nuevo ablandamiento del PSOE que permita salvar la ley de amnistía. La intransigencia de los socialistas llevaría a los de Puigdemont a una nueva encrucijada, la del todo o nada. Hasta dónde están dispuestos a tensar la cuerda los postconvergentes, es la pregunta que ahora mismo se hacen todos.

Tensar la cuerda tenía una clara ventaja, desmarcarse de ERC y marcar una línea dura que les puede dar réditos electorales. Pero también tenía importantes riesgos, y ahora se ven en un callejón del que les será difícil salir. Tomen el camino que tomen, están condenados a pagar los costes de su decisión.

Si Junts no acepta la ley de amnistía tal y como está, irá a unas nuevas elecciones en las que difícilmente volverán a tener una posición de fuerza como la actual. Además, dejarán en la estacada a miles de represaliados demostrando que todo esto iba de una salida personal para Carles Puigdemont. Pero aceptar la ley de amnistía actual supondrá un tiempo perdido para nada, y una nueva decepción para el independentismo radical.

La batalla con ERC

El independentismo radical es un sector muy ruidoso pero no necesariamente mayoritario del movimiento. ERC lo sabe, y ahora juega la carta de defender la amnistía a toda costa como el logro más importante del independentismo en años. Por eso culpa a Junts de buscar salidas personas y poner en riesgo la amnistía.

La decisión de Junts ha dado el pistoletazo de salida a una precampaña electoral que se prevé larga en Cataluña. ERC se postula ya como la garantía de la salvación del procés mediante la ley de amnistía, que tiene que llevar supuestamente al referéndum. Junts juega al heroísmo y la intransigencia para frenar su caída.

Pesos pesados de Esquerra como Junqueras y Aragonès ya han empezado el pressing a Junts para aprobar la amnistía. Los de Puigdemont, mientras, se ven atrapados en un cálculo de ventajas e inconvenientes de difícil resolución. Todos tienen la mirada puesta en las elecciones catalanas, que se han empezado a disputar en Madrid.