Junts y ERC ya maniobran para dar el primer golpe a Salvador Illa
La desesperación del independentismo les lleva a maniobrar para bloquear un gobierno del PSC y gobernar en minoría
El procesismo está dispuesto a retener el poder a toda costa en Cataluña, pese a haber perdido la mayoría política y social en las recientes elecciones del 12 de mayo. Tras el gobierno en minoría de ERC, que se reveló como un auténtico desastre, ahora Junts maniobra para gobernar en minoría, curiosamente con el apoyo de Esquerra.
Las negociaciones por la formación de gobierno en Cataluña se están viendo condicionadas por la campaña de las elecciones europeas y la aprobación de la amnistía en el Congreso.
Aunque Salvador Illa ganó claramente las elecciones, Carles Puigdemont está dispuesto a ser President y ha empezado la presión a ERC para remar juntos en la misma dirección. Su estrategia tiene dos frentes: por un lado el acuerdo entre independentistas para hacerse con la Mesa del Parlament, y por otro una rocambolesca maniobra para restituir a Puigdemont como presidente de Cataluña.
De hecho, según el plan de Junts, arrebatar la Mesa del Parlament al PSC es clave para devolver la presidencia a Puigdemont.
Junts negocia con la CUP, Comunes y Esquerra otorgar la presidencia de la Mesa a los republicanos para que estos designen a Carles Puigdemont como candidato a la presidencia de la Generalitat. Pero Puigdemont sabe que no puede ser presidente sin la abstención del PSC. Entonces, ¿cuál es el sentido de proponerle como candidato a la presidencia de la Generalitat?
La estrategia de Junts y la carambola de ERC
Puigdemont se comprometió a volver a Cataluña para asistir al pleno de investidura. Este se celebrará el 25 de junio, lo cual ofrece un margen de tiempo muy corto teniendo en cuenta que los jueces tienen un plazo de dos meses para aplicar la amnistía. Es decir, Puigdemont se arriesga a ser detindo si vuelve a Cataluña antes de dos meses, y ahí está la clave de ysu maniobra para ser designado candidato a la presidencia.
La detención de Carles Puigdemont como candidato a la presidencia que vuelve del exilio tiene un impacto mucho mayor que el arresto de un simple diputado que asiste al debate de investiduta de otro candidato.
La jugada podría interesar también a Esquerra, que de cara al votante independentista prefiere pactar con Junts que con el PSC. Además, si la investidura de Puigdemont fracasa, como dicta la lógica, ERC tendría las manos libres para negociar con un PSC que también quiere seducirles con la presidencia del Parlament. Se da la paradoja, pues, de que el partido que más ha perdido en las elecciones, ERC, sería quien saldría ganando en cualquiera de los escenarios que se dibujan.
Las negociaciones para la Mesa serán clave
Aunque la campaña de las europeas obliga a los partidos a llevar las negociaciones en silencio, hace días que ERC y Junts negocian la mayoría de la mesa. Republicanos y postconvergentes quieren hacer valer su mayoría de 59 diputados, sumando los cuatro de la CUP, frente a los 48 de PSC y Comunes. Un argumento que hace valer también para la designación del candidato, priorizando a Puigdemont por encima de Illa.
Además, Junts y ERC utilizan su posición de fuerza en el Congreso de los Diputados para condicionar la formación de gobierno en Cataluña con la estabilidad del Gobierno de Pedro Sánchez.
Por ahora nadie contempla que Illa, habiendo ganado las elecciones con 42 diputados por 35 de Junts, pueda abstenerse para hacer presidente a Puigdemont. Pero la advertencia de Jordi Turull ayer, minutos después de haberse aprobado la amnistía, dio una idea por donde van a ir los tiros. Turull advirtió al PSOE de que la aprobación de la amnistía no garantiza la estabilidad del Gobierno, y que ahora van a tener ganárselo votación a votación.
Es decir, Junts le está diciendo al PSOE que todo lo que ocurra a partir de ahora puede condicionar la continuidad de Pedro Sánchez. Y esto incluye las negociaciones para la formación de gobierno en Cataluña.
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