Lo de Biden que no te contará TV3
El presidente norteamericano se ha lanzado a la persecución de la disidencia mediática para contrarrestar el ascenso de Trump en las encuestas
El triunfo de Joe Biden en las elecciones presidenciales de 2020 desató una oleada de euforia general en el establishment globalista, proporcional al odio que despertaba Trump. De hecho, Biden nunca tuvo más proyecto que el de oponerse a su rival. Y esto explica el fracaso de su gestión, que los medios mainstream tratan de ocultar a base de sembrar otra vez el pánico ante una vuelta de Trump a la Casa Blanca.
Estos días hemos asistido a una nueva campaña antitrump en TV3, que hace tiempo que se ha convertido en vanguardia mundial de la ideología woke. Sus periodistas y opinadores recuerdan hasta la saciedad los procedimientos judiciales abiertos contra el expresidente y la amenaza mundial que representaría su vuelta a la Casa Blanca. En cambio, blanquean sin rubor el mandato de Joe Biden, sin explicar que deja un país en declive, con una crisis migratoria galopante y el mundo al borde de una guerra total.
Pero si nos centramos en la pureza moral que se arroga TV3, convendría recordar algunas incómodas verdades que acechan al presidente Joe Biden. Por ejemplo, ¿sabían que el periodista conservador Steve Baker ha sido detenido y acusado de cuatro delitos por su cobertura del motín del 6 de enero en el Capitolio de Estados Unidos? ¿Sabían que las agencias de espionaje de la administración Biden están detrás de la persecución a este y otros periodistas de la llamada disidencia mediática?
Solo una cara de la realidad
Los medios oficiales han basado la defensa de Biden, acechado por la corrupción y con las encuestas en contra, en la construcción de un único relato sobre el asalto al Capitolio. “La mayoría de los estadounidenses no están al tanto de que ocurrió el 6 de enero fuera de la narrativa predominante que los principales medios de comunicación y el Gobierno han impulsado”, denuncia una analista en el Daily Caller. Una realidad que haría derrumbarse la versión idílica ofrecida por TV3 como un castillo de naipes.
No es la primera vez que la administración Biden está en el foco de las sospechas por usar a su favor los resortes del estado, llevando al límite el orden constitucional. Sorprende ante todo el silencio de los medios buenistas. Se hartaron de anunciar el apocalipsis tras la victoria de Trump en 2017, pese a que el mundo que dejó tras de sí en 2021 era bastante más seguro que el que deja Biden tras cuatro años escasos de mandato.
Adiós al cuarto poder
Ahora los medios tampoco alzan la voz contra la persecución mediática de la disidencia que encabeza un Biden desnortado y desesperado. Lo peor para los demócratas es que, sin una alternativa mejor, todo su proyecto vuelve a basarse en cerrar el paso a Trump. Por eso la estrategia del establishment que reproduce TV3 se reduce a la situación judicial de Trump y su vinculación con los hechos del Capitolio.
Se olvidan sin embargo que fue Trump, antes que Bolsonaro o Milei, quien demostró que los medios tradicionales ya no son el cuarto poder. Ahora va camino de repetir la misma hazaña, ya que su apoyo crece en las encuestas a la velocidad con que los medios construyen su relato. Un relato que, como en el caso de TV3, elude las incómodas verdades sobre Biden como la corrupción o la persecución de la disidencia.
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