Irene Montero ya busca su siguiente cargo

Irene Montero busca un nuevo sitio para seguir dando visibilidad a Podemos. Al margen de la cuestión monetaria, resuelta durante dos años gracias al sueldo de exministra, necesita hacerle la guerra a Díaz. Porque una vez fuera del gobierno y, sobre todo, de los micros, la proyección mediática desciende mucho.

Otros que vuelven a Bruselas

Las próximas elecciones europeas van a ser muy movidas y, entre unos y otros, España promete momentos de gloria en Bruselas. Allí ya están Puigdemont y seguidores, y próximamente quieren ir Ciudadanos, Frente Obrero y, ahora, Podemos. El partido morado vuelve a sus orígenes, pero sin el factor sorpresa ni una crisis financiera de por medio.

El partido, entonces, se repliega en la Unión Europea para reorganizarse, conseguir cargos y no perder músculo económico. Lo que no sabemos es en qué discurso se concentrará Podemos para tener perfil propio. Porque la realidad es que, a casi todos los efectos, dependen de Sumar.

Estos días, Podemos construye una narrativa de la ruptura: que la verdadera izquierda - la suya, según ellos - es arrinconada por culpa de Sumar y el PSOE. De facto, efectivamente, es así: Montero no es diputada, el partido no controla ministerios e igual se quedan sin grupo parlamentario. Esto último llevará al partido a reivindicar la “izquierda plurinacional”, que traducido significa aliarse con ERC y Bildu.

En Moncloa oyen llover

Para que Montero pueda ser eurodiputada lo más probable es que tenga que ir en las listas de Sumar. La tragicomedia entre ambas formaciones continuará en las elecciones vascas y gallegas, que preceden a las europeas.

Además, desde el gobierno de coalición saben que Podemos no tiene mucho margen de maniobra. Si de verdad le llevan la contraria al gobierno, los morados se estarían inmolando electoralmente. Porque la imagen de Podemos votando lo mismo que PP y VOX puede ser devastadora.

Después, claro, está la cuestión económica. Algo que preocupa mucho a los partidos (al tesorero, sobre todo) es que la pérdida de influencia se concreta en pérdida de fondos. Al no tener grupo parlamentario y perder diputados, el partido del tándem Iglesias-Montero depende de Sumar.